lunes, 31 de diciembre de 2007

El 2007 desde la butaca

Este 2007 ha sido un año completo. Ha sido un año de secuelas, un año de efectos especiales, un año de fantasía infantil, un año de infectados, un año de protesta política. ¿Un buen año? Depende. Como todo.

El gran público ha tenido entretenimiento de dudosa calidad cinematográfica, gracias a los efectos especiales, que tanto facilitan la simplificación de guiones. El ejemplo perfecto es, sin duda alguna, 300, esa joya del cine computerizado, pero no podemos olvidar a Jack Sparrow y sus Piratas del Caribe, que han arrasado una vez más, y prometen volver en busca de la fuente de la eterna juventud, o a los Transformers, mayor éxito de la estrella emergente del año, Shia LaBeouf, que ha protagonizado también Memorias de Queens y Disturbia, y que el año próximo acompañará al mismísimo Indiana Jones en uno de los estrenos más esperados. Por supuesto, también ha vuelto John McClane con La Jungla 4.0, una gran muestra de que la acción analógica sigue viva, y la tercera parte de Bourne, frenesí multinacional. Volvió también Stallone, señores y señoras, con un adorable Rocky envejecido, y nos promete un futuro regreso de un Rambo en la misma línea. Hablando de sagas hay que mencionar también al Spiderman de un ya hastiado Sam Raimi, y también a un Shrek que se va desgastando un poco más con cada entrega. A su lado, otra saga infantil, Harry Potter, que nos ha demostrado que incluso de los peores libros del mago adolescente se pueden hacer películas entretenidas, y mucho más en 3D: Locos por el surf, Bee movie y, claro está, Ratatouille, la nueva obra maestra de Pixar.

Y con Beowulf, esa innovación tecnológica que ha suscitado reacciones tan variadas, cierro el 3D y abro el fantástico, que ha pegado fuerte este año con muchas adaptaciones literarias siguiendo la estela de ESDLA, Narnia y Eragon: Un puente hacia Terabithia, pobre como fantasía pero buena como drama, La brújula dorada, apresurada adaptación atractiva gracias a Nicole Kidman, la simplemente mediocre Los seis signos de la luz, o la mejor de todas: Stardust, un regreso a la fantasía clásica de los 80, a pesar de la infidelidad al cuento del gran Neil Gaiman.

El nefasto actor Ben Affleck se nos ha revelado como un gran director gracias a Adiós pequeña, adiós, filme basado en la novela homónima de Dennis Lehane, autor también de la novela en que se basó Mystic River. Por supuesto, también hemos podido ver filmes de gran calidad de directores consagrados: Zodiac, de Fincher, Promesas del Este, de Cronenberg, American Gangster, de Ridley Scott, El Prestigio, de Nolan, La extraña que hay en ti, de Neil Jordan, u otras más bizarras: Takeshis’, la autoparodia de Kitano, Tideland, de las más raras de Gilliam (que ya es decir), y La fuente de la vida, arte incomprendido del genio Aronofsky. No me olvido del maestro Tarantino, que nos regaló Death Proof, reinvención del grindhouse que lamentablemente no cuenta con unos diálogos del nivel al que nos tiene acostumbrados Quentin. De la mano, esa maravillosa ida de olla que es Planet Terror, de Robert Rodríguez, y muy cerca, la agradecidísima idea de la sesión doble: Desmembrados, gore y humor inglés, más Ovejas asesinas, el ataque de las ovejas australianas zombi.

Zombis, otra de las constantes del año, a pesar de que, como dijo Enjuto Mojamuto en Muchachada Nui, ya no son zombis, son infectados. Así, tanto en Planet Terror como en Ovejas asesinas el hecho de que los seres ataquen es un virus, tendencia puesta de moda por 28 días después, la revolucionaria obra de Danny Boyle, continuada precisamente este año con 28 semanas después, dirigida por el canario Juan Carlos Fresnadillo. También hemos tenido Soy leyenda, tercera y más fiel, a pesar de la innecesaria religiosidad, adaptación de la obra de Matheson y, en casa, [REC], blockbuster de Jaume Balagueró y Paco Plaza, los mayores exponentes actuales del terror en España.

Otra española de terror que ha arrasado ha sido El orfanato, muy buena conjunción de elementos de películas anteriores, con poca innovación pero con una Belén Rueda en estado de gracia. Más cine español. Hemos tenido la típica Las 13 rosas, la no tan típica La soledad y los regresos de Icíar Bollaín y Gracia Querejeta con Mataharis y Siete mesas de billar francés. Los cortometrajistas han tenido también su participación: Koldo Serra con Bosque de sombras, un Perros de paja patrio agrandado por el siempre magistral Gary Oldman, y Nacho Vigalondo con Los cronocrímenes, obra vergonzosamente inédita en nuestro país.

Volviendo a lo internacional, hemos tenido comedias tanto inglesas como americanas. De la Gran Bretaña cabe destacar Un funeral de muerte, dirigida por Frank Oz, una comedia negra políticamente incorrecta en todo momento, y Arma fatal, de los creadores de Zombies Party, mejor homenaje-parodia y mejor comedia que ésta. Del otro continente, el rey ha sido Judd Apatow, ese director y productor que ya destacara con El reportero, Pasado de vueltas y Virgen a los 40, que aquí nos ha regalado con dos visiones frikis divertidísimas de la adolescencia (Supersalidos) y del inicio de la madurez (Lío embarazoso). Cabe destacar la figura de Seth Rogen, guionista en la primera y actor en ambas. En contraposición, ha habido también una oleada de cine comprometido, en especial en contra de la política de Bush, ejemplificada por Redacted, dirigida por Brian de Palma, o Leones por corderos, obra excesivamente discursiva de Robert Redford. Otras críticas han sido las de Diamante de sangre, contra el comercio inhumano de estas piedras preciosas, o Disparando a perros, sobre la inacción de la ONU durante el genocidio de Rwanda, innecesaria tras la formidable Hotel Rwanda.

¿Qué nos depara el 2008? Empezaremos bien, sin duda: el retorno de los Coen y de Tim Burton con sus alabadas No es país para viejos y Sweeney Todd, el segundo Batman de Nolan, el primer largo internacional de Alex de la Iglesia, Los crímenes de Oxford, la segunda película de Paul Haggis, En el valle de Elah, el remake western 3:10 to Yuma o una de las favoritas para todos los premios, Expiación. Pero muy probablemente habrá problemas con la calidad a partir del segundo trimestre, a causa, por supuesto, de la tan necesaria huelga de guionistas. Sea como sea, feliz año, y apagad los móviles, que Cinecito os vigila desde dondequiera que esté.