viernes, 25 de enero de 2008

Los crímenes de Oxford

Dirección: Álex de la Iglesia.
Guión: Álex de la Iglesia, Jorge Guerrichaechevarría (novela de Guillermo Martínez).
Reparto: Elijah Wood, John Hurt, Leonor Watling, Julie Cox, Jim Carter, Burn Gorman, Dominique Pinon, Anna Massey, Alan David.


Ya di mi opinión sobre el cine de Álex de la Iglesia en mi crítica a Acción mutante, así que no me explayaré en alabanzas. Decir, eso sí, que me hizo ilusión saber que preparaba una película internacional protagonizada por Elijah Wood y John Hurt, y que perdí buena parte de esa ilusión cuando leí las primeras críticas, que decían de ella que era sólo un correcto filme de intriga, sin personalidad. Hoy, por fin, he conseguido compañía para bajar al cine a verla; tras la sinopsis, mi opinión.

Un joven estudiante americano se dirige a Oxford para intentar que el famoso matemático Arthur Seldom, al que idolatra, le ayude con su tesis doctoral; una vez en la ciudad, se queda a vivir en la casa en la que vive, junto a su hija, una vieja amiga del profesor. Después de conocerse, ambos entran en la casa y encuentran el cadáver de la anciana: así comienza una serie de asesinatos que ambos intentarán resolver utilizando las matemáticas y las series lógicas, alejándose de lo policial.


Me da la crítica de Luis Martínez en la Cinemanía la idea de citar a Sidney Lumet y esa frase suya que dice que para ser buen director hace falta no tener estilo. Parece que a De la Iglesia le apetecía hacer algo alejado del resto de su filmografía, o que debió someterse a un tipo de dirección determinado si quería adaptar la novela de Guillermo Martínez; si era su objetivo hacer algo independiente de lo que todos asociamos a su persona, en efecto, lo ha conseguido, demostrando que es capaz de no caer en sus tics grotescos (excepto en un par de ocasiones, como el matemático lobotomizado o la relación entre la madre y la hija). Sin embargo, ciertamente se echa en falta el tono humorístico-crítico, sustituido por una sobriedad muy típica: si De la Iglesia no hubiera dirigido Los crímenes de Oxford, probablemente no se habría notado demasiado.

La intriga que se nos narra resulta interesante, y por mi parte, al contrario de lo que he oído y leído a muchos, no he perdido el interés en ningún momento; también lo es el punto de vista de la investigación (el reto del sabio omnisciente al joven ultraconfiado), que de todos modos, y por las excesivas vueltas que se le da en algún momento, resulta difícil de comprender, aun con el cierre, imprevisible en el sentido en que lo son los libros de Agatha Christie. Vale, no tan bestia, pero por ahí anda. Importa poco, en cualquier caso, porque resulta satisfactorio.


Elijah Wood (al que respeto más que por su afeminado Frodo por su papel de frikazo en una de mis películas favoritas, Todo está iluminado) está bien, pero John Hurt mejor, claro. Lo de Leonor Watling es casi puramente físico, de lucimiento pectoral y glúteo, pero si se le presta atención a su actuación también lo hace bien, porque mala actriz no es, al fin y al cabo. Julie Cox me ha gustado, Burn Gorman no tanto; ambos están sobreactuados, sobretodo él, pero ambos papeles lo requieren (hasta cierto punto).

Los crímenes de Oxford es una buena película de intriga, que se parece a El código Da Vinci poco más que a Supervixens, pero que dejará cierto regusto amargo en aquel que espere ver un nuevo esperpento de De la Iglesia. ¿Lo mejor? El plano secuencia, los tres flashbacks (la desconcertante escena bélica inicial, la historia del profesor con cáncer de huesos y la de las doce ideas para un asesinato), el cello de Julie Cox y, por supuestísimo, Leonor Watling, a la que, por cierto, no he conseguido mirar a la cara más que en un par de escenas.



Valoración: 6,5/10.

jueves, 24 de enero de 2008

Sobre Los Cronocrímenes (¡por fin!)

Tras Sundance, Los Cronocrímenes, primer largo de Nacho Vigalondo (director de 7.35 de la mañana y Choque), ha conseguido distribuidora en los Estados: la de Tom Cruise. Además, se ha firmado un remake, del que se ocupará Steve Zaillian (dirección de Todos los hombres del rey, más recientemente guión y producción de American Gangster). España ha sustituido a Asia, efectivamente. La buena noticia es, por supuesto, que ¡también hay distribuidora para España! Ha costado, pero al fin se ha conseguido: será la pequeña distribuidora Versus Entertainment la que se haga cargo. Ahora, como no llegue a algún cine cerca de donde vivo, me hago el hara-kiri. Puta ya.

Fuente.

miércoles, 23 de enero de 2008

Muere Heath Ledger

Hoy ha sido encontrado muerto, presuntamente por sobredosis, el actor Heath Ledger. Junto a Brad Renfro, es el segundo actor joven que fallece esta semana; sin embargo, su caso me ha impactado mucho más, porque considero a Ledger uno de los mejores actores de su generación, gracias a papeles como los de El patriota, Destino de caballero (independientemente de lo mala que fuera la película), Ned Kelly, Casanova, Monster's Ball y, en especial, Brokeback Mountain, y probablemente también I'm not there y Batman Begins 2: El caballero oscuro, obras en que ha interpretado respectivamente a Bob Dylan y al Joker, y que sólo veremos póstumamente. En fin, otro que se queda por el camino, y que podría haber dado mucho más. Descanse en paz.

jueves, 3 de enero de 2008

American Gangster

Título original: American Gangster
Dirección: Ridley Scott
Guión: Steven Zaillian
Reparto: Denzel Washington, Russell Crowe, Josh Brolin, Chiwetel Ejiofor, Lymari Nadal, Ruby Dee, John Ortiz, Ted Levine, John Hawkes, Carla Gugino


Cuando parecía que las (buenas) películas de mafiosos nos habían abandonado tras la etapa dorada de principios de los 90, parece ser que el Oscar de Infiltrados abrió la veda de una reposición de la moda. Hace poco que nos llegó Promesas del Este, que ya comenté en su momento, y ahora es el turno de American Gangster. Adelanto que, para mí, y por supuesto detrás de Cartas desde Iwo Jima, es la mejor película de un año cinematográfico no especialmente llamativo.

En 1968, Frank Lucas, chófer del 'padrino' de Harlem, inició su ascenso al poder tras la muerte de su mentor. Tras llegar a la cima usando procedimientos de importación y venta de heroína totalmente innovadores, fue perseguido por Richie Roberts, un policía renegado, irónicamente, por ser honesto.

He aquí el argumento de American Gangster, filme ya a priori llamativo en muchos aspectos: dirección (a pesar de las últimas decepciones de Mr. Scott), reparto y argumento, que se me ocurran. Y no son aspectos poco importantes precisamente, pero no tienen por qué dar una buena película (recordemos, ya que estamos con Ridley, Hannibal o -dejando de lado lo del payaso de Orlando Bloom- El reino de los cielos); en este caso, afortunadamente, la han hecho.

Hay que decir que American Gangster no es un filme innovador dentro del género; es muy clásico, algo que se agradece, pero ese adjetivo aquí implica influencias clarísimas, quizá demasiado obvias: la película tiene mucho de Scarface, bastante de Uno de los nuestros e, inevitablemente, un toque de El Padrino en un par de escenas, además de elementos de The French Connection, a la que el mismo guión hace una referencia, de Serpico (por lo del poli honesto), de Heat (por lo del versus, que está presente en más pelis pero la que veo más adecuado mencionar es esta) o de New Jack City (por lo de los mafiosos negros, aunque por esto también podríamos hablar, por qué no, de GTA: San Andreas).


Sin embargo, a pesar de que me veo obligado a ver esto como un punto negativo, hay que tener en cuenta que en el género mafioso es muy difícil innovar y que, además, la historia de Frank Lucas fue una historia real que probablemente fue en su momento fuente de inspiración para el cine, como las historias de los Bonanno, por ejemplo. Así, no todo es culpa del guión barra dirección.

Estructuralmente, la película cuenta con tres partes: la primera nos pone en situación, mostrándonos el ascenso de Lucas y los motivos de Roberts para perseguirle; la segunda nos muestra la estancia en la cumbre del mafioso, y su persecución por parte de la brigada del policía; finalmente, la tercera es la caída, y tiene su principal virtud en la unión de los talentos interpretativos de los dos protagonistas.

Washington y Crowe, como digo, interpretan magistralmente a dos personajes ya geniales sobre el papel. Junto a ellos, con mucha menos relevancia argumental (el resto de secundarios tienen escasa importancia individual; para contrarrestar esto, hay muchos), destaca Josh Brolin haciendo de policía corrupto hijo de puta, de esos que comen mientras hablan y eso. Para mí, Brolin, si en No es país para viejos hace el buen trabajo que le pintan, será uno de los actores revelación del año, junto a Shia LaBeouf y, por supuesto, Casey Affleck. Ahí queda eso.


La personalidad propia del filme radica básicamente en el personaje de Frank Lucas, que tiene más presencia en pantalla que el de Richie Roberts, y que resulta más interesante por ser, como dice el personaje de Roberts en un momento de la película, un símbolo del progreso: hemos visto muchos italianos o sudamericanos llegando al poder desde posiciones más o menos importantes, pero no hemos visto tantos negros, siempre (en aquella época y casi hasta hoy) pintados como la clase más baja, la clase idiota, incapaz de ser importante siquiera en asuntos del hampa. Me viene a la cabeza aquel diálogo, creo, de De Niro en Uno de los nuestros en que hablaba de la facilidad de escapar impune de un crimen; decía algo así como que "la policía sólo coge a los atracadores negros, y porque se quedan dormidos al volante en el coche de huida". Muy gráfico. Esta fascinación natural del personaje, complementada por la atracción de su frialdad rota en muy pocas ocasiones por una naturaleza interior violenta (a lo Michael Corleone) y sus miedos scarfaceianos (de hecho, el guión nos va alertando contra muchos secundarios, incluyendo el de Cuba Gooding Jr., que sale en pantalla, redondeando al alza, dos minutos), provoca una simpatía de parte del espectador, que el director intenta aliviar un poco mediante imágenes de yonkis hechos polvo. No os droguéis, niños.

American Gangster es una película de mafiosos muy clásica, poco innovadora, algo fría, pero con muchas virtudes que compensan sus defectos: muy buena dirección, buen guión, repartazo, escenas memorables (la salida de la iglesia), personajes maravillosos... Y, a pesar de durar más de dos horas y media, no se hace larga en ningún momento. ¡Qué coño!, hasta le falta metraje hacia la parte final. Peliculón, en fin. No dejéis de verla, sobretodo si, como un servidor, sois nostálgicos del cine mafioso.


Valoración: 8/10.