sábado, 16 de febrero de 2008

Sweeney Todd: El barbero diabólico de la calle Fleet

Título original: Sweeney Todd: The Demon Barber of Fleet Street
Dirección: Tim Burton
Guión: John Logan, Christopher Bond (musical: Stephen Sondheim, Hugh Wheeler)
Reparto: Johnny Depp, Helena Bonham Carter, Alan Rickman, Jamie Campbell Bower, Ed Sanders, Timothy Spall, Jayne Wisener, Sacha Baron Cohen, Laura Michelle Kelly


Tim Burton me encanta desde que vi, siendo muy crío, Pesadilla antes de Navidad, la película más atribuida a un cineasta erróneo que conozco; en cualquier caso, dicha película plasmaba de una forma maravillosa la mente siniestra del artista, que más tarde vería nuevamente en otras genialidades: Eduardo Manostijeras, Sleepy Hollow, La novia cadáver. A Sweeney Todd le tenía muchísimas ganas, aparte de por ser de quien es, porque desde el primer anuncio me pareció que reuniría todas las características de este ambiente gótico presentes en la filmografía de Burton llevadas al extremo, además en carne y hueso, con el gran muso Johnny Depp. No me ha decepcionado en absoluto.

Benjamin Barker, un barbero de la calle Fleet de Londres, vive feliz con su hermosa mujer y la hija de ambos, hasta que el juez Turpin decide acusar al hombre de un crimen que no cometió y conseguir a la mujer. Quince años después, Barker vuelve a Londres, buscando venganza contra quien le arrebató su vida, ayudado por la señora Lovett, la orgullosa hacedora de las peores empanadas de la ciudad. Sin embargo, ya no será nunca más Benjamin Barker, sino que ha adoptado un pseudónimo: Sweeney Todd.


Lo primero que llama la atención de Sweeney Todd es la perfección de la estética, que nos regalará imágenes memorables; una estética lúgubre, puramente burtoniana, con predominancia de los tonos negros y grises, pero con los que contrasta violentamente un color: el rojo brillante de la sangre, que fluye con cómica naturalidad durante buena parte de la obra, además en proporciones propias, por poner un ejemplo fácil, del Vol. 1 de Kill Bill. En cada corte que Todd, por lo general impasible, distraído incluso, realiza, junto con los litros de sangre emana un sonido de chasquido que es a la vez repugnante y morbosamente atrayente.

El guión está realmente conseguido, manteniendo en el espectador una sonrisa casi constante, fruto de un humor negrísimo, que divierte tanto con situaciones morbosas (como las anteriormente mencionadas pero con otras mejores incluso, véanse las empanadas de... carne, sí) como con una crítica social generalizada que se mantiene durante todo el metraje, aunque alcanza su culmen en el tema en que los dos protagonistas hablan sobre los tipos de personas y sus, digamos, cualidades nutritivas. Con inesperada maestría se pasa de la comedia negra al dramatismo más duro de la recta final de la película, que no deja de ser el mejor tramo.


La banda sonora, verdadera base del filme (así a bote pronto diría que un 80-85% de los diálogos son cantados), si bien no es una maravilla, sí es muy buena, genial en algunos puntos, casi siempre cómica, como digo, excepto en las partes en que el protagonista recuerda su pasado, en las escenas con los dos jóvenes enamorados (algo descolgadas de la historia principal, pero que no molestan en absoluto) y, destacado personalmente, en el tema Not while I'm around, interpretado por el niño Ed Sanders. Son estas canciones románticas/serias las de nivel artístico más elevado, compensado en los segmentos cómicos por versos tremendamente ingeniosos, aunque con rimas forzadas y repetitivas en algunas ocasiones.

Sobre Johnny Depp recae la mayor parte de peso de la película, y lo sostiene con incluso mayor virtuosismo del que nos tiene acostumbrados; ¿que sólo sabe interpretar a personajes frikis? Por mí bien, si se mantiene en el nivel interpretativo de Sweeney Todd. Por suerte, y para mi alivio, también cumple durante sus escenas musicales, respaldado en los agudos por oportunos aumentos del volumen de la música de fondo. Helena Bonham Carter tiene el mejor personaje, y lo interpreta de forma aplaudible, demostrando que no es sólo una enchufada sino que además sabe actuar; Alan Rickman es perfecto para el papel por su habitual imperturbabilidad siniestra, y por tanto lo clava, como era de esperar, al igual que Timothy Spall, con el que compartiera cartel en un par de las de Harry Potter; Jamie Campbell Bower y Jayne Wisener se lucen más que nadie en los segmentos cantados, y ella destaca además por su especial belleza; Ed Sanders, el niño, canta y actúa con soltura, un gran acierto en el reparto, sin duda. Sorprende más que nadie Sacha Baron Cohen, con un papel, aunque corto, genial, que además borda con un histrionismo desopilante.


Sweeney Todd es -y lo digo, por supuesto, desde mi opinión personal- la mejor película de Tim Burton, una película tremendamente divertida pero a la vez dramática y crítica, con un tratamiento estético insuperable, muy bien musicada e interpretada. Quizás (¡ojalá!) There will be blood me haga cambiar de opinión, pero muy probablemente a final de año seguiré creyendo que es la mejor de las películas estrenadas en 2008 en España. Chapeau para Tim Burton, del que espero con ansias Alicia en el país de las maravillas... ¡mierda!, ya vuelvo a estar con el mono de cine de Burton.


Valoración: 8,5/10.