lunes, 31 de diciembre de 2007

El 2007 desde la butaca

Este 2007 ha sido un año completo. Ha sido un año de secuelas, un año de efectos especiales, un año de fantasía infantil, un año de infectados, un año de protesta política. ¿Un buen año? Depende. Como todo.

El gran público ha tenido entretenimiento de dudosa calidad cinematográfica, gracias a los efectos especiales, que tanto facilitan la simplificación de guiones. El ejemplo perfecto es, sin duda alguna, 300, esa joya del cine computerizado, pero no podemos olvidar a Jack Sparrow y sus Piratas del Caribe, que han arrasado una vez más, y prometen volver en busca de la fuente de la eterna juventud, o a los Transformers, mayor éxito de la estrella emergente del año, Shia LaBeouf, que ha protagonizado también Memorias de Queens y Disturbia, y que el año próximo acompañará al mismísimo Indiana Jones en uno de los estrenos más esperados. Por supuesto, también ha vuelto John McClane con La Jungla 4.0, una gran muestra de que la acción analógica sigue viva, y la tercera parte de Bourne, frenesí multinacional. Volvió también Stallone, señores y señoras, con un adorable Rocky envejecido, y nos promete un futuro regreso de un Rambo en la misma línea. Hablando de sagas hay que mencionar también al Spiderman de un ya hastiado Sam Raimi, y también a un Shrek que se va desgastando un poco más con cada entrega. A su lado, otra saga infantil, Harry Potter, que nos ha demostrado que incluso de los peores libros del mago adolescente se pueden hacer películas entretenidas, y mucho más en 3D: Locos por el surf, Bee movie y, claro está, Ratatouille, la nueva obra maestra de Pixar.

Y con Beowulf, esa innovación tecnológica que ha suscitado reacciones tan variadas, cierro el 3D y abro el fantástico, que ha pegado fuerte este año con muchas adaptaciones literarias siguiendo la estela de ESDLA, Narnia y Eragon: Un puente hacia Terabithia, pobre como fantasía pero buena como drama, La brújula dorada, apresurada adaptación atractiva gracias a Nicole Kidman, la simplemente mediocre Los seis signos de la luz, o la mejor de todas: Stardust, un regreso a la fantasía clásica de los 80, a pesar de la infidelidad al cuento del gran Neil Gaiman.

El nefasto actor Ben Affleck se nos ha revelado como un gran director gracias a Adiós pequeña, adiós, filme basado en la novela homónima de Dennis Lehane, autor también de la novela en que se basó Mystic River. Por supuesto, también hemos podido ver filmes de gran calidad de directores consagrados: Zodiac, de Fincher, Promesas del Este, de Cronenberg, American Gangster, de Ridley Scott, El Prestigio, de Nolan, La extraña que hay en ti, de Neil Jordan, u otras más bizarras: Takeshis’, la autoparodia de Kitano, Tideland, de las más raras de Gilliam (que ya es decir), y La fuente de la vida, arte incomprendido del genio Aronofsky. No me olvido del maestro Tarantino, que nos regaló Death Proof, reinvención del grindhouse que lamentablemente no cuenta con unos diálogos del nivel al que nos tiene acostumbrados Quentin. De la mano, esa maravillosa ida de olla que es Planet Terror, de Robert Rodríguez, y muy cerca, la agradecidísima idea de la sesión doble: Desmembrados, gore y humor inglés, más Ovejas asesinas, el ataque de las ovejas australianas zombi.

Zombis, otra de las constantes del año, a pesar de que, como dijo Enjuto Mojamuto en Muchachada Nui, ya no son zombis, son infectados. Así, tanto en Planet Terror como en Ovejas asesinas el hecho de que los seres ataquen es un virus, tendencia puesta de moda por 28 días después, la revolucionaria obra de Danny Boyle, continuada precisamente este año con 28 semanas después, dirigida por el canario Juan Carlos Fresnadillo. También hemos tenido Soy leyenda, tercera y más fiel, a pesar de la innecesaria religiosidad, adaptación de la obra de Matheson y, en casa, [REC], blockbuster de Jaume Balagueró y Paco Plaza, los mayores exponentes actuales del terror en España.

Otra española de terror que ha arrasado ha sido El orfanato, muy buena conjunción de elementos de películas anteriores, con poca innovación pero con una Belén Rueda en estado de gracia. Más cine español. Hemos tenido la típica Las 13 rosas, la no tan típica La soledad y los regresos de Icíar Bollaín y Gracia Querejeta con Mataharis y Siete mesas de billar francés. Los cortometrajistas han tenido también su participación: Koldo Serra con Bosque de sombras, un Perros de paja patrio agrandado por el siempre magistral Gary Oldman, y Nacho Vigalondo con Los cronocrímenes, obra vergonzosamente inédita en nuestro país.

Volviendo a lo internacional, hemos tenido comedias tanto inglesas como americanas. De la Gran Bretaña cabe destacar Un funeral de muerte, dirigida por Frank Oz, una comedia negra políticamente incorrecta en todo momento, y Arma fatal, de los creadores de Zombies Party, mejor homenaje-parodia y mejor comedia que ésta. Del otro continente, el rey ha sido Judd Apatow, ese director y productor que ya destacara con El reportero, Pasado de vueltas y Virgen a los 40, que aquí nos ha regalado con dos visiones frikis divertidísimas de la adolescencia (Supersalidos) y del inicio de la madurez (Lío embarazoso). Cabe destacar la figura de Seth Rogen, guionista en la primera y actor en ambas. En contraposición, ha habido también una oleada de cine comprometido, en especial en contra de la política de Bush, ejemplificada por Redacted, dirigida por Brian de Palma, o Leones por corderos, obra excesivamente discursiva de Robert Redford. Otras críticas han sido las de Diamante de sangre, contra el comercio inhumano de estas piedras preciosas, o Disparando a perros, sobre la inacción de la ONU durante el genocidio de Rwanda, innecesaria tras la formidable Hotel Rwanda.

¿Qué nos depara el 2008? Empezaremos bien, sin duda: el retorno de los Coen y de Tim Burton con sus alabadas No es país para viejos y Sweeney Todd, el segundo Batman de Nolan, el primer largo internacional de Alex de la Iglesia, Los crímenes de Oxford, la segunda película de Paul Haggis, En el valle de Elah, el remake western 3:10 to Yuma o una de las favoritas para todos los premios, Expiación. Pero muy probablemente habrá problemas con la calidad a partir del segundo trimestre, a causa, por supuesto, de la tan necesaria huelga de guionistas. Sea como sea, feliz año, y apagad los móviles, que Cinecito os vigila desde dondequiera que esté.

jueves, 27 de diciembre de 2007

Republicanos en Hollywood

Sí, amiguitos. Navegando por la red, navegando en Internet me he encontrado esta güeb. Mediante ella he descubierto que todo actor o "actor" desproporcionadamente cachas (además de Chuache, están Van Damme, Stallone, The Rock o Chuck Norris, que por cierto está intentando sacar pasta de las frases cabronas sobre él), cosa que uno tiene bastante asumida, igual que lo de Clint, pero también me he llevado decepciones: Robert Duvall (El Padrino) Gary Sinise (Forrest Gump), James Woods (Érase una vez en América) e incluso Matt LeBlanc (Friends) -a pesar de esa cara de tontico liberal- son todos republicanos en el mal sentido, o lo que es lo mismo: partidarios de Bush. Joder, qué asco de noche, sobretodo porque se me ha caído en este sentido un mito más importante aún para mi persona: Gary Oldman. Madre mía, qué depresión. Al menos Edward Norton, Ed Harris o Dustin Hoffman siguen ahí. Pues eso, que entre quien tenga estómago.

domingo, 23 de diciembre de 2007

Soy leyenda

Título original: I Am Legend.
Dirección: Francis Lawrence.
Guión: Mark Protosevich, Akiva Goldsman (novela de Richard Matheson).
Reparto: Will Smith, Alice Braga, Salli Richardson, Charlie Tahan, Willow Smith.


Soy leyenda habla de Robert Neville, un científico que, después de que la humanidad haya sido destruida por un virus, que también ha convertido a un pequeño porcentaje en seres rabiosos, trata de sobrevivir, mientras busca la cura para la enfermedad a la que es inmune.

La legendaria (chistazo) novela de Richard Matheson, se había adaptado al cine con anterioridad en dos ocasiones: la primera, protagonizada por el gran Vincent Price, es poco conocida; la segunda, con Charlton Heston, lo es bastante más, pero no es una maravilla que digamos. A priori, esta nueva versión no me llamaba la atención: Will Smith no es Heston, y menos Price, y tanto la anunciadísima religiosidad como el más anunciado aún, por ser el más caro de la historia del cine, efecto del puente me asustaban.

En cuanto a los efectos, lo cierto es que se les ha dado demasiado bombo. La explosión del puente es impactante, pero dura unos pocos segundos, y el resto de efectos son bastante cutres, en especial en lo referente a los infectados, típicos zombis de videojuego, todos iguales entre sí.

Además, las escenas de acción con efectos especiales ocupan una parte muy pequeña del metraje; durante su mayor parte, la película habla de la soledad de Neville, de su miedo y su descenso a la locura. Es por esto que la película es buena, porque Will Smith, un actor que en principio puede producir recelo, refleja perfectamente los sentimientos que el guión y el personaje le inspiran, algo especialmente notorio en lo referente a los maniquíes que coloca en distintos puntos para no sentirse tan solo, y con los que se comunica, aparentemente, en plan coña (y que posteriormente proporcionarán una de las escasas muestras, sin explicación alguna, de inteligencia en los infectados). Mención aparte merece la perra, complemento insuperable para el protagonista, y por la que el espectador llega a sufrir más que por el propio Neville. En serio.


Sin embargo, la sensación de desasosiego y demás se rompe en la última media hora de metraje, con la aparición de una superviviente jodidamente religiosa (y jodidamente inculta, ¿quién pollas no conoce a Bob Marley?) y de un niño (cómo no), que dan paso no sólo a una abominable supeditación del pensamiento racional con respecto a la fe, que echa por tierra el mensaje de la novela, sino también a una acción insulsa y típica de una película de videojuego arcade de zombis.

En resumen, una película muy buena durante su primera hora, envuelta en una atmósfera inspirada muy posiblemente en 28 días después, que se hunde con un final absurdo. Pero claro, la primera hora está ahí, y por ella merece la pena tragarse la mierda de discurso.


Valoración: 7/10.

miércoles, 19 de diciembre de 2007

La sombra del reino

Título original: The Kingdom.
Dirección: Peter Berg.
Guión: Matthew Michael Carnahan.
Reparto: Jamie Foxx, Ashraf Bahroum, Jennifer Garner, Chris Cooper, Jason Bateman, Jeremy Piven, Ali Suliman, Richard Jenkins.


Últimamente hay un aluvión de películas políticas, con mensajes en contra de la actuación de Bush, ese gran hombre que usa prismáticos sin destapar y tiene un coeficiente de inteligencia inferior a la media pero que aun así ha llegado a gobernar el mundo. Chapeau. En este grupo están ese tostón (con el que, por cierto, comparte guionista la que nos ocupa) que es Leones por corderos, Redacted, La batalla de Haditha y otras no llegadas aún a España, de entre las que destaca En el valle de Elah, que promete ser de las mejores del año. La sombra del reino es un caso singular entre -las que yo he visto- estas, por un motivo básico: que la forma se impone al fondo.

La acción de La sombra del reino tiene lugar en Arabia Saudí. Un grupo terrorista islámico lleva a cabo un brutal atentado en una zona americanizada del país, matando, entre otros, a dos agentes del FBI. En busca de venganza, un equipo de élite se encamina, aun sin autorización fuera de la agencia, a la zona del atentado: tienen una semana para descubrir y localizar a los culpables. Sus vidas peligran más a cada segundo que pasa.


El filme en sí no está mal del todo. Sin embargo, la mezcla de géneros que realiza no resulta apropiada. Las escenas de acción son, en efecto, espectaculares, y sirven como excusa para tragarse el resto de la película; sin embargo, tan sólo hay dos: al principio, para enganchar, y al final, considerablemente larga, para no decepcionar totalmente.

En cambio como thriller, que es el género que ocupa la mayor parte del metraje, no pasa de correcto. Se nota la inspiración televisiva (CSI, por supuesto) del guionista, pero la intriga no resulta en ningún momento especialmente interesante; el espectador observa sin demasiada atención, algo a lo que no ayudan unos personajes mediocres, a pesar de estar interpretados dos de ellos por Jamie Foxx (Collateral) y Chris Cooper (militar casi siempre, por ejemplo en American Beauty); el único que llama la atención, por no ser, como el resto, un americano idealizado y estereotipado y por servir como contraste cultural (aspecto también remarcable), es el policía saudí interpretado por Ashraf Bahroum. Todo un descubrimiento.


La sombra del reino es una película que empieza bien, pero que se va desinflando, y que mejora al final, gracias a una larga y genial escena de acción, con un bienintencionado mensaje político (los americanos se creen los mejores pero cuando van a un sitio lo joden todo más) que, por desgracia, se pierde en una trama criminal corriente.

Cabe, por tanto, preguntarse: ¿es el cine de acción el medio correcto de presentar un mensaje político? Como demostró la grandísima V de Vendetta, lo es, si se hace bien. Como todo, ¿no?

Valoración: 6/10.

martes, 11 de diciembre de 2007

La brújula dorada

Título original: The Golden Compass.
Dirección: Chris Weitz.
Guión: Chris Weitz (novela de Philip Pullman).
Reparto: Dakota Blue Richards, Nicole Kidman, Sam Elliott, Daniel Craig, Ben Walker, Jim Carter, Eva Green, Charlie Rowe, Tom Courtenay, Simon McBurney, Claire Higgins.


Una tarde de un verano de hace unos cuatro años me aburría; por ello, decidí leer. Abrí un libro que tenía desde hacía tiempo, y que había empezado a leer pero había dejado a los pocos capítulos; sin embargo, y a pesar de lo aburrido que me resultó el comienzo, seguí leyendo, y me sumergí en una interesante historia fantástica que se basaba -o así me lo pareció- en la existencia de un mundo paralelo, con el "alma" de las personas hecho carne, con la forma de un animal, que variaba según su personalidad. Al final no había estado tan mal; el mundo mágico era muy particular, había momentos de verdadera tensión, los personajes tenían carisma y, sobretodo, la historia pasaba de interesante a buena en la recta final. Por ello, leí también las continuaciones: la segunda parte de la trilogía estaba muy bien; la tercera era, simplemente, una maravilla.

Así, no es de extrañar que me emocionara enormemente cuando supe que se iba a adaptar al cine la trilogía y que, además, iba a ser con un gran presupuesto y con un repartazo: ¿Daniel Craig? ¿Sam Elliott? ¿¿Nicole Kidman?? Tenía pinta de ir a ser una cosa impresionante. Cuando critiqué Stardust (la mejor película fantástica de la avalancha que nos ha llegado desde ESDLA) ya comenté que, con la adaptación de La materia oscura, esperaba un regreso de la mejor fantasía.


Por desgracia, y tras ver La brújula dorada, me he sentido decepcionado. Bastante, además. Vale que la novela sea la peor de las tres, pero sigue estando bien, y una traslación al cine eliminaría, al menos, la densidad narrativa; por tanto, en teoría una adaptación conseguida habría sido mejor que el libro. Y acerté sólo en parte: la narración no se hace pesada, para nada, pero porque el ritmo es en todo momento demasiado rápido. Los diálogos (escritos por el propio director) son cortos y malos, y las escenas rara vez duran lo necesario, por lo que casi todo es difícilmente inteligible; si a mí, que he leído el libro un par de veces, me ha costado entender algunas cosas, ¿cuánto más a quien no lo ha hecho? La cosa es que, con el holgado presupuesto, se podrían haber ahorrado márqueting y añadido minutos; me atrevo a decir que, a los escasos cien, les vendrían bien cuarenta y cinco más. ¿Que se quería enfocar a los críos? ¿Qué más da? Los niños no tienen tantos problemas de atención como dicen; si no están atentos a una cosa es porque no les gusta, no porque sea larga, algo que nos han demostrado sobradamente Harry Potter, Narnia e incluso ESDLA.

La mencionada infantilidad es algo que tenía asumido, y obviamente el guión es simple en general, pero no constantemente; como ya he dicho, cuesta entender el argumento completamente (y además hay toques muy poco infantiles, como puede ser la hostia del oso -que dentro de poco tendrá club de fans entre el público más crecidito), pero a la vez es demasiado facilona no sólo en cuanto a diálogos, sino también en cuanto a personajes, en todo, tanto emocionalmente -los personajes quedan alineados sin discusión en un lado de la raya que separa el bien del mal; así, el Magisterio es sencillamente el Mal hecho institución, con detalles extra añadidos para aumentar esta sensación- como en cuanto a desarrollo: los únicos con un poco de importancia son la niña protagonista, el oso, la mala y, en menor medida, el vaquero aeronauta. Sobretodo echo en falta presencia de Farder Coram, un adorable anciano en la novela, y uno de los personajes que más aparecen en ella, no tenga apenas razón de ser aquí.


Otro de los peores errores es la falta de tensión y de dramatismo. En el libro, en no pocas ocasiones sentía el lector miedo por Lyra, lo cual aquí es imposible porque no tienes que esperar más de diez segundos a que ocurra una cosa; en muchas otras lástima, gracias a la muy buena descripción de la relación humano-daimonion/daemon: nadie puede tocar tu daimonion, porque es tu alma, si él sufre tú sufres, y viceversa, y por ello es lo más preciado para ti; así, es comprensible que, si te lo arrebatan (además de que en las novelas tal cosa es imposible sin causar la muerte), sientas una angustia que en ningún momento se nos muestra como tal en el filme: el único niño que vemos sin daimonion está triste y tiene miedo. Luego, sale medio minuto y no vuelve a aparecer. Fin.

Añadiendo a esto que el final, que no coincide con el de la novela sino que acaba unos cuantos capítulos antes, es la parte más importante en cuanto a argumento y a dramatismo; al formar parte de La daga, espero que se tomen la entrega con mayor madurez, porque de otro modo tendrán que reinventarla totalmente (temo sobretodo por el futuro de la parte protagonizada por Lee Scoresby), y lo mismo con El catalejo lacado. Además, aspectos del libro que serán importantes en las continuaciones (como el personaje de Lord Boreal) aquí ni siquiera aparecen pues, en palabras del director, "He intentado hacer una buena película sin pensar en continuaciones". De ahí me surge una pregunta: ¿habrá continuaciones? Pues probablemente sí porque, aunque en los Estados la película ha recaudado mucho menos de lo esperado, ha triunfado en el resto del mundo, y estas cosas, si van enfocadas a los críos, casi siempre salen rentables.

Un aspecto particular de España que no contribuye precisamente a mejorar la película es el cambio lingüístico. Los chistes, ya de por sí malos en V.O., son doblados, y por decirlo suavemente, una putísima mierda; además, los cambios de nombres resultan tremendamente molestos a los fieles del libro, siendo siempre absurdos, a excepción del nombre de Iofur Raknisson, que pasa a ser Ragnar Sturlusson para evitar confusiones con el nombre de Iorek Byrnisson. De tal modo, hay muchos términos anglificados, como "samoyed" (porque cuesta más pronunciar "samoyedo", por supuesto), "yipsio" (del inglés "giptian", "giptano" en el libro), "aletómetro" (de "alethiometer", sustituyendo "aletiómetro"... eso ya es cagada) o "daemon" (pronúnciese "dímon", como en inglés; nunca me ha gustado que una palabra tan característica como esta, que tendría que haber sido "daimon", por Sócrates y tal, pasara a ser "daimonion", innecesariamente rocambolesca, pero que una palabra cuya pronunciación original es igual a la española se pronuncie como en inglés me parece hasta peor). Claro que este problema es una minucia para quien no haya leído el libro, pero es que el doblaje no es bueno tampoco, a excepción del caso del oso Iorek, con esa voz tan querida que es la del doblador de Samuel L. Jackson, pero con tono amenazador. Destaco la nefastez de la elección de los dobladores de críos que, sobretodo en la conversación última, están ridículos.


Conviene verla en original, aparte de por lo mencionado, porque quienes ponen las voces a los osos y daimonions no son otros que Sir Ian McKellen (AKA Gandalf, AKA Magneto), Ian McShane (de la impresionante serie western Deadwood), Kathy Bates (Misery) y Kristin Scott Thomas (El paciente inglés). Un lujazo aunque, dejando de lado a Iorek, personaje de Sir Ian, los demás aparecen más bien poco.

En cuanto a las interpretaciones, la palabra que mejor las define es "desaprovechadas". Tan sólo la Kidman tiene metraje para lucirse, más o menos, y la otra elección perfecta es Sam Elliott, que borda el papel de Lee Scoresby, el aeronauta tejano. Daniel Craig sale poco y mal, y lo cierto es que en La daga (en el libro al menos) no sale nada, y en El catalejo lacado poco más que en Luces del norte, por lo que no cabe esperar una revelación interpretativa en las secuelas; Eva Green apenas si aparece, aunque su elección es muy apropiada para el papel; Dakota Blue Richards interpreta a una Lyra demasiado seria y triste, cuando el personaje es en realidad una genial mezcla de locura, madurez, pillería y ternura. Lástima.


Claro que también tiene cosas buenas. La historia en sí, como ya he dicho, es buena, aunque haya sido (como todo) malversada; y, por supuesto, técnica y estéticamente convence. Los efectos especiales son muy buenos, así como la fotografía en el Polo (eso sí: ¿por qué todos los osos tienen el pelo suave y limpio cual jovenzuela que acaba de tener un orgasmo vía Herbal Essences?) y, si no conoces la novela, te parecerá mejor, porque no serás consciente de la mayoría de lo que he dicho en la parrafada que llevo escrita.

En conclusión: una buena historia, que mejora a medida que avanza, más aún a medida que pasa de un libro a otro, que ha sido mutilada salvajemente, pero que convence como entretenimiento, y que resulta muy buena en lo visual. Lo peor que puedo decir, eso sí, es lo siguiente: me gustó -bastante- más El león, la bruja y el armario.

Valoración: 4,5/10.


PD: Virgen santa, que a gusto me he quedado.

jueves, 6 de diciembre de 2007

Acción mutante

Dirección: Alex de la Iglesia.
Guión: Alex de la Iglesia, Jorge Guerricaechevarría.
Reparto: Antonio Resines, Álex Angulo, Frédérique Feder, Fernando Guillén, Juan Viadas, Jaime Blanch, Quique San Francisco, Karra Elejalde, Saturnino García, Francisco Maestre, Ramón Barea.


Alex de la Iglesia es mi director de cine español favorito (a ver si después de ver Los cronocrímenes cambio de opinión); por ello, cuando me propusieron hacer un trabajo importante que hacemos aquí en Cataluña para finalizar el Bachillerato (una especie de tesis reducida, diría) sobre el esperpento en el cine español no lo dudé. Me encantan sus atmósferas y su estética repulsivas, su crítica social a lo bestia, sus guiones -con Guerricaechevarría, claro está- descojonantes... En fin, que lástima de la desmesura de sus clímax finales. A pesar de todo esto, hasta ayer no había visto su ópera prima, Acción mutante, y debo decir que me ha gustado más que ninguna otra suya. Incluso más que El día de la bestia (aunque esta sea más fácil de digerir para casi todos).

En Bilbao, en el año 2012, el líder del grupo terrorista Acción Mutante, hombres con discapacidades y deformaciones de todo tipo que luchan por la igualdad de las personas (mediante la deformación del resto, obviamente), sale de la cárcel. Para conseguir finalmente los fondos con los que llevar a cabo sus propósitos, Ramón, el líder, decide llevar a cabo el secuestro de una joven rica, en el día de su boda. Pero, a pesar de que consiguen raptarla -dificultosamente, dada la ineptitud de los mutantes- y emprender camino al planeta minero desértico Axturias, surgen problemas: uno de los miembros del grupo es un traidor, y pretende quedarse con todo el dinero del rescate.

Todo llama la atención en Acción mutante, desde el grupo protagonista (en el que tenemos personajes tales como un sordomudo retrasado de fuerza descomunal, unos siameses o un -literalmente- "enano jorobado judío masón comunista y presuntamente homosexual") hasta la ambientación futurista, algo tan común en el cine de nuestro país como los patos bicéfalos, e incluso menos corriente hace quince años; pero, sin duda, lo más interesante es la mezcla de géneros. En la ópera prima de De la Iglesia no hay sólo ciencia-ficción, sino también acción, algo de gore, crítica social y, como queda más que claro tras leer la sinopsis, comedia. Todo un logro cinéfilo, vamos.


Pero es que además la película es buena de por sí: consigue ser una buena comedia, mediante diálogos y situaciones de lo más surrealistas, a través en algún caso del gore, y cumple como película de acción futurista. ¿He dicho que también hay romance? Pues lo hay. Todo envuelto en una estética genial.

El reparto es, como poco, impresionante. Hay nombres conocidos, como Resines (yo al ver su cara en los créditos iniciales me quedé pilladísimo) o Fernando Guillén, y también representantes de este nuevo cine español iniciado por De la Iglesia, La cuadrilla y demás: Álex Angulo, actor fetiche de los inicios del director; Saturnino García, protagonista de Justino, un asesino de la tercera edad (obra también altamente recomendable); Karra Elejalde (Airbag); Jaime Blanch, Ramón Barea o Francisco Maestre, secundarios de nivel; Quique San Francisco, del que creo que no hace falta hablar; Santiago Segura, tres cuartos de lo mismo...

En fin; que, si os gusta reíros de lo desagradable y os apetece ver una obra singular dentro del cine español, incluso de la filmografía de De la Iglesia, Acción mutante es vuestra película. Qué ganas de que se estrene Los crímenes de Oxford, joder.


Valoración: 8/10.

sábado, 1 de diciembre de 2007

REC

Dirección: Jaume Balagueró y Paco Plaza.
Guión: Jaume Balagueró, Paco Plaza y Luiso Berdejo.
Reparto: Manuela Velasco, Ferran Terraza, Jorge Yamam Serrano, Pablo Rosso, María Lanau, Carlos Vicente, Carlos Lasarte.


Parece ser que Hollywood ha encontrado en España su nueva fuente de ideas para cine de terror. Tras una ola de remakes mayoritariamente lamentables de buenas películas japonesas (The Ring, Dark Water), este año les ha tocado el turno a los filmes españoles: tanto El orfanato como REC tendrán sus propios remakes. Probablemente también Los cronocrímenes, del dios del ingenio Nacho Vigalondo (mecagoenlaputaquieroquelaestrenenyaenestamierdadepaísdesubnormales). Qué miedo, joder; si ya lo de Vanilla Sky fue un atropello... en fin. La verdad es que no sabía muy bien qué poner en la introducción; podría haber comentado lo que sea sobre los directores. Qué más da; ya no hay vuelta atrás. No estamos en Los cronocrímenes (¡Dios!, qué bien insertada esta relación).

En REC, una reportera de televisión va, junto a su cámara, a pasar una noche con un equipo de bomberos para ver cómo trabajan. La cosa se presenta aburrida pero, afortunadamente, reciben una llamada: hay que ir a un bloque de pisos. Al parecer, los vecinos han oído gritos provenientes del piso de una anciana. Cuando los bomberos y el equipo de televisión entran en la vivienda acompañados por dos policías, la mujer muerde a uno de estos. Ya podéis imaginar cómo sigue el tema.


REC es una muy buena película, más que probablemente la mejor de terror que se ha estrenado este año en nuestro país. Y, a estas alturas, difícil que sea superada. Siendo sus más claras fuentes de inspiración ese engaño que era El proyecto de la bruja de Blair y la enorme 28 días después (incluso La comunidad, por la cosa del edificio cerrado y los vecinos hijos de puta), la película nos presenta esa reciente cepa del cine gore de zombis que es el cine de infectados unido al terror psicológico que tan bien consigue la cámara en mano, efecto intensificado por el hecho de que los actores no tenían el guión entero, o éste no era seguido al pie de la letra por los directores; de tal modo, los sustos de los actores son en muchas ocasiones reales.

REC es previsible, sí, de la misma manera que es previsible siempre el cine de sustos, pero en este caso la espera que precede al brinco -y al chillido más típico del sector femenino- es más angustiosa que en ningún otro caso que yo recuerde. Esto se produce básicamente por el ya mencionado efecto de la cámara en mano (que por cierto también nos regala planos impresionantes, como ese en que cierto personaje ahoga a cierto ser) y por la conseguidísima atmósfera de opresión en que tantas buenas películas de terror se basan.

Por suerte, el guión, los directores, la productora, quien sea, no tiene reparos en mostrarnos escenas desagradables, que poseen mucho más del toque Balagueró que la hora y cuarenta de Frágiles, por ejemplo: máscaras de gas, fluidos, seres gordoamorfos, etecé (etecé es que no se me ocurren más elementos). En cuanto a Plaza... para mi vergüenza, no he visto casi nada de él, sólo Abuelitos. Y sí, abuelitos hay.


Además tenemos una crítica social muy conseguida, tanto en el tono de espectáculo morboso que la reportera (genial Manuela Velasco; a partir de ahora me tomaré en serio a todas las presentadoras que dicen que son ante todo actrices. Menos a Kira Miró, claro.) imprime a su trabajo como en el fidelísimo retrato de la comunidad de vecinos, racista, hipócrita y real.

En conclusión, nos encontramos con un filme de terror altamente recomendado, sobretodo si se ve en una sala con poca gente (qué cortarrollos son muchos, joder), que cuenta con un ambiente tenso casi constante, aunque lastrado por los minutos de una calma intermedia demasiado alargada, con humor negro, crítica social, ciertos elementos cinéfilos de serie B y una última media hora insuperable. Eso sí: prometeos firmemente que, después de verla, no pegaréis a ninguna vieja ni a ningún perro.

(Ya aparte: cuando estábamos volviendo del cine, ha salido por una puerta de una casa repentinamente una abuela en camisón, a sacar la basura, diría. No veas qué susto.)


Valoración: 7,5/10.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Beowulf

Título original: Beowulf.
Dirección: Robert Zemeckis.
Guión: Roger Avary, Neil Gaiman.
Reparto: Ray Winstone, Anthony Hopkins, Brendan Gleeson, Robin Wright Penn, Crispin Glover, Angelina Jolie, Alison Lohman.


Me gusta el 3D. No me canso de decirlo. Me parece una maravilla, por el asombroso parecido que se puede alcanzar con seres y objetos reales mediante su uso, unido a que los muñecos animados pueden hacer de forma espectacular, casi creíble, lo que en un personaje real parecería irrisorio. Cuando vi el tráiler de Beowulf -que la vendía como una obra insultantemente deudora de 300-, pensé que tenía que verla, obligatoriamente; que visualmente era algo nunca hecho.

Y es que sólo se había usado el motion-capture, que me conste, en la nefasta Final Fantasy y en Polar Express, de Zemeckis (que creo que quiere hacer todas sus futuras películas de tal modo), protagonizada por Tom Hanks. Bien: lo importante es que la animación de Beowulf, a pesar de lo bien que entra por los ojos en un primer momento, no es una maravilla. Vale, mola, pero el reparto computerizado desaprovecha las oportunidades del repartazo que se gasta el filme: Ray Winstone básicamente pone la voz, Robin Wright Penn está rarísima, lo mismo que John Malkovich, con unos ojos más singulares que nunca. Además podemos "ver" al gran Anthony Hopkins, al gran Brendan Gleeson y a la gran (por otros motivos, ¿eh?, ¿eh?, ¿eh?) Angelina Jolie, y ninguno de sus personajes llama especialmente la atención. El mejor, sin duda, Crispin Glover, que interpreta a Grendel. Repulsivo y genial.


Por suerte, y es esto lo que salva la película, contamos con unas cuantas escenas de acción impresionantes, míticas quizá. Destaco el combate de Beowulf contra los monstruos marinos, que me recuerda irremediablemente al videojuego God of War, y la más extensa lucha contra el dragón; ambas flipadísimas, pero tremendas aunque, como digo, parezcan CGs de un juego. La pelea que no llama la atención tanto es la de Beowulf contra Grendel: el protagonista se pega con el demonio en pelotas. Vale, hasta ahí bien. Pero claro, una chorra digital puede herir las sensibilidades del público, así que el director la va escondiendo con ingeniosos procedimientos, como pueden ser la colocación de un casco tapando la masa testicular, o interminables planos de las nalgas. Que digo yo, ¿qué costaba meter por ahí un taparrabos? En fin. Aparte de las luchas, a destacar la aparición del personaje de la Jolie; toda la parte de la cueva merece ser recordada.

El guión tampoco es una maravilla que digamos. La historia avanza lentamente, tomando fuerza desde la aparición de la bruja; a pesar de que el motor de la película hasta este punto es Hopkins, la cosa no convence, aparte de lo ya mencionado. Nos encontramos además con unos diálogos en bastantes puntos ridículos; el protagonista llega a repetir la frase "Yo soy Beowulf" (con ligeras variaciones, como puede ser "Yo, Beowulf") alrededor de diez veces; me creo que los héroes se las tienen muy creídas, pero con tres me queda claro.

Lo mejor es el tono desmitificador. Durante todo el metraje, las hazañas de Beowulf se van aligerando con respecto al poema -a pesar de los movimientos superheroicos, que no molestan precisamente-; la última media hora, correspondiente a la vejez del protagonista, es el mejor segmento, mostrándonos a un Beowulf hastiado, culpable, con un secreto terrible.


Nos encontramos, en defintiva, con una obra que debe mucho en cuanto a ambientación a Las dos torres (el personaje de Malkovich es Lengua de Serpiente, así, simple y llanamente), a El guerrero nº13 e incluso a El imperio del fuego (no, no por los dragones; la teórica celebración de la derrota de Grendel es clavada a una de esta) y que visulamente puede gustar mucho, resultar indiferente o no gustar, pero que indiscutiblemente cuenta con varias escenas sueltas impresionantes, y con un tono de desmitificación totalmente apropiado. En fin: que donde se pongan la rotoscopia linklateriana o el 3D puro, que se quite lo demás.

Valoración: 6/10.

sábado, 24 de noviembre de 2007

16 años sin Freddie Mercury

Aunque la entrada no tenga nada que ver con la temática general del blog, me considero moralmente obligado a dedicar este ínfimo y más que típico homenaje al mejor vocalista de la puta historia de la música.


Empty spaces, what are we living for?
Abandoned places, I guess we know the score.
On and on, does anybody know what we are looking for?

Another hero, another mindless crime,
Behind the curtain, in the pantomime.
Hold the line, does anybody want to take it anymore?

The show must go on, the show must go on,
Inside my heart is breaking,
My make-up may be flaking

But my smile still stays on.

Whatever happens, I'll leave it all to chance,
Another heartache, another failed romance.
On and on, does anybody know what we are living for?

I guess I'm learning, I must be warmer now,
I'll soon be turning, 'round the corner now.
Outside the dawn is breaking,
But inside in the dark I'm aching to be free.

The show must go on, the show must go on,
Inside my heart is breaking, my make-up may be flaking
But my smile still stays on.

My soul is painted like the wings of butterflies,
Fairytales of yesterday will grow but never die,
I can fly, my friends.

The show must go on, the show must go on,
I'll face it with a grin, I'm never giving in, oh, with the show.

I'll top the bill, I'll overkill,
I have to find the way to carry on
With the show, with the show...

The show must go on, go on, go on...

lunes, 19 de noviembre de 2007

Stardust

Título original: Stardust.
Dirección: Matthew Vaughn.
Guión: Jane Goldman, Matthew Vaughn (novela: Neil Gailman).
Reparto: Charlie Cox, Claire Danes, Michelle Pfeiffer, Mark Strong, Robert De Niro, Kate Magowan, Melanie Hill, Sienna Miller, Jason Flemyng, Peter O'Toole, Ricky Gervais.


Me quejo siempre que puedo de que ya no se hacen películas de fantasía (buenas, porque bazofios a lo Eragon no faltan); de hecho, hace un par de semanas dediqué un post a Cristal Oscuro y Dentro del laberinto, dos títulos míticos, en que hablé de ello. Con tacos y todo. Incluso estoy escribiendo el guión de una película fantástica en tono de burla cabrona, homenaje en plan Sin perdón (pero casero, claro) al género, pero sobretodo a La princesa prometida y a El ejército de las tinieblas, así como a la mejor saga de videojuegos de la historia, Final Fantasy. A quien me pregunta le comento que revolucionará el género dentro de diez años, y se creen que lo digo en coña. En fin; se me va la cabeza, pero lo que venía a decir es que Stardust me jode bastante las esperanzas. Ahora me explico; primero la sinopsis, que si no la crítica me ocupa muy poco.

En un pueblecito de Inglaterra hay un muro con una brecha. Nadie sabe qué hay detrás; sin embargo, un joven curioso pasa al otro lado. Allí descubre un mundo mágico, y encuentra a una esclava de la que, digamos, se enamora y a la que, digamos, se folla. Esa misma noche vuelve al pueblo (que por cierto, como súmmum de la originalidad, se llama Muro), pero unos meses después le llega una cesta con un bebé: su hijo Tristan. Dicen que de tal palo tal astilla y, cuando Tristan tiene dieciocho años, cruza el muro para traer una estrella caída a su enamorada. Pero tendrá dificultades mil, pues en la búsqueda de la estrella se topará con una bruja maligna que quiere encontrar la estrella para volver a ser joven, y con dos príncipes que, para llegar a ser reyes, necesitan recuperar la joya que su padre ha tirado y que, curiosamente, ha hecho caer la estrella. Estrella que, para bien o para mal, es antropomorfa y se parece a Gwyneth Paltrow.


A lo que me refería con que Stardust me había destrozado las ilusiones revolucionarias es que, entre tantas películas de fantasía de tercera, que aprovechan el éxito de El Señor de los Anillos para llevar críos al cine (aunque ya se empiezan a cansar, como revela el fracaso estrepitoso de Los seis signos de la luz), Stardust es una revolución: consigue ser un entretenimiento adecuado para los niños, y digo adecuado porque quizá es demasiado adulta; por ello, es más apropiada para los nostálgicos del género, que quedarán más que satisfechos. Además, también bebe mucho de La princesa prometida, de Willow o hasta de (¡maldito seas, Neil Gaiman!) Final Fantasy: ese barco volador es, como poco, sospechoso.

No entraré en aspectos de fidelidad literaria, porque no me he leído el libro, aunque pienso hacerlo; sin embargo, tengo entendido que la adaptación ha sido para bien, simplificando aspectos que parece ser que en la novela corta de Neil Gaiman (autor también de Neverwhere y Sandman) estaban mal explicados. Además, el toque femenino del personaje del capitán pirata fue aportado durante la traslación; a mi parecer, un toque que merece ser aplaudido, pues no sólo aporta una ironía genial al mundo del cine fantástico -el famoso guerrero sanguinario resulta ser en realidad una nenaza-, sino que además es Robert de Niro (o Pacino, o Willis, o Harrison Ford, pero ninguno mejor que Bob, por supuesto) un actor perfecto para interpretarlo. Una muy buena forma de quitarse a lo bestia ese encasillamiento en papeles de tío duro.


Michelle Pfeiffer también está bien (es Michelle Pfeiffer), pero su papel no es ni de lejos tan grande como el de De Niro, pues se queda en la típica bruja mala de cuento; un aporte es, eso sí, que las tres hermanas estén basadas en la mitología griega. Charlie Cox no destaca, pero al menos no es tan palurdo como la mayoría de protagonistas del género; Claire Danes, con un personaje precioso, me ha parecido sobreactuada, pero no la he visto en V.O., así que no sabría decir si sus gestos se corresponden con que la estrella hable de una forma especial; Mark Strong no lo hace mal. Sienna Miller sale poco, pero su presencia se agradece, como ocurría en el espléndido thriller mafioso Layer Cake, del mismo director (curioso, ¿eh? Tampoco sabía yo que el hombre estaba casado con la Schiffer, y que ella fue la instigadora del filme. Mola.). En cuanto a Ricky Gervais... bueno, la verdad es que no sé que hostias pinta su foto en el cartel. Cómo odio estos desórdenes a favor de las estrellas y, por tanto, de lo comercial, igual que echen para atrás en las listas de reparto a los críos. En fin.

Los toques cómicos le dan puntos al conjunto. Los mejores son aquellos aportados por la familia real: tenemos un cameo de Rupert Everett, que interpreta al más memo de los hermanos supervivientes, y al gran Peter O'Toole, alias Lawrence de Arabia (que se vea que sé quién es), el rey moribundo, un cabronazo donde los haya. También está por ahí Jason Flemyng, protagonista de Lock y Stock (sale también, por cierto, Dexter Fletcher, que estuvo en la prima de Ritchie y en Layer Cake, y que aquí es el segundo de De Niro/Shakespeare). Cuando uno de los de la familia real es degollado, de su cuello emana sangre azul, algo que me tuvo desopilándome varios minutos. Pero, sin duda, el mejor punto del humor "aristocrático" del filme son las apariciones de los príncipes muertos, que muestran sus heridas mortales (quemados, aplastados, etecé) y lo miran todo con burla resignada.

Pienso que hay dos tipos de historias fantásticas: las que se llevan a cabo en un mundo totalmente fantástico (Cristal Oscuro, Willow, Legend) y las que suceden entre el mundo real y el imaginario (Dentro del laberinto, La princesa prometida, La historia interminable). Stardust forma parte del segundo grupo, y lo hace de una forma típicamente genial: en Inglaterra, oculto del resto del mundo por un muro, existe un país mágico, que sus habitantes no pueden abandonar. El porqué está algo pillado por los pelos, quizás, pero da sentido a la historia en un momento concreto.



Claro que no todo es leche y miel. El guión falla en según qué momentos, y es previsible en todo momento; pero es básicamente en la recta final en la que se congregan estos defectos, pues no sabemos muy bien el porqué de que la madre del protagonista haya acabado como ha acabado (o lo dicen muy de pasada, no sabría decir), y la resolución se prevee ya desde que, nada más empezar, deducimos que el príncipe Septimus no sobrevivirá. No sabemos los medios, pero estos, como digo, resultan bastante ilógicos. Además, la batalla final es poco menos que cutre, y dura lo suficiente como para bajar nivel.

En resumen, Stardust es un soplo del preciado aire de la fantasía clásica, con magia para niños de todas las edades y humor más bien para adultos, cosas que se agradecen tremendamente en esta época de fantasía infantil fotocopiada; algo que espero que se convierta en racha ahora que, dentro de dos semanas, nos llegará al fin La brújula dorada (que por desgracia parece ser que ha sido aligerada de la crítica religiosa de las novelas de Pullman). Me consuelo pensando que, al menos, la película de mi guión no estará basada en ningún libro.


Valoración: 8/10.

PD: Así en retrospectiva, me podría haber ahorrado la sinopsis, en lo que a tamaño de crítica se refiere.

sábado, 17 de noviembre de 2007

Sobre Star Wars y Tim Burton

Un par de noticias; la primera de ella, sobre la nueva versión de la serie animada Las Guerras Clon. La serie ya existente, creada hace tres o cuatro años, era de dibujos animados, y fue realizada por Genndy Tartakowski (Samurai Jack) para Cartoon Network. Es una serie entretenida, curiosa, que funciona bastante bien como divertimento, aunque sí es verdad que promete más la versión que comento, que será en 3D y tendrá una mayor duración (los capítulos de la original duraban unos tres minutos, aunque posteriormente los alargaron). Bien: la noticia es que Lucas pretende estrenarla primero en el cine. No se sabe cómo, tan sólo se ha dicho que sería "un modo impactante de lanzar una serie de televisión impactante". No creo que salga muy bien el tema, pero vamos. Por mí tanto Star Wars como se ofrezca.


Lo que sí espero con emoción es la otra serie basada en la saga. Sí, sí: están asustados por el final cinematográfico de la franquicia y se abren tantas posibilidades como pueden. Lo interesante de esta serie es que será una serie de televisión corriente, es decir: capítulos largos y de imagen real. Más interesante aún: conectará el Episodio III con el IV, utilizando personajes secundarios de las películas como otros del Universo Expandido. Confirmado está Quinlan Vos, que aparentemente murió en uno de los innúmeros cómics basados en la saga, pero al que Lucas ordenó perdonar la vida para poder usarlo en dicha serie. También se dice que estará Shaak Ti, que en principio palmaba en La Venganza de los Sith; sin embargo, dicha muerte (dos versiones de ella, incluso) fue borrada del montaje definitivo. Estará seguro Anthony Daniels, el actor que da vida a C-3PO. Joder, se convertirá en mi serie favorita nada más estrenarse; qué putas ganas. Bueno, del de 3PO no... de lo demás, me refiero.

Cambiando de tema indiscriminadamente, Tim Burton rodará dos filmes en 3-D, a cual más interesante: una extensión de Frankenweenie y -¡atención!- una versión de Alicia en el País de las Maravillas. Frankenweenie, para quien no lo sepa, es uno de los primeros trabajos de Burton, un corto de veinte minutos en que un niño devuelve la vida mediante la electricidad a su perro fallecido. No me hace especial ilusión, puesto que el Frankenweenie original me resulta indiferente, pero siempre me apetece el 3-D, más si es burtoniano. En cuanto a El País de las Maravillas, no me preocupo: tanto si le da el toque siniestro como el toque happy me tendrá ganado. Claro que, por pedir, mejor el siniestro. Más original con respecto a la historia (eso sí: me suena un videojuego en que Alicia se carga cosas o gentes, influida por el Gato de Chesire, que siempre ha sido desagradable).

Lo único que me toca los testículos es... ¿para cuándo Grim Fandango?


miércoles, 14 de noviembre de 2007

Amélie

Título original: Le fabuleux destin d'Amélie Poulain.
Dirección: Jean-Pierre Jeunet.
Guión: Guillaume Laurant, Jean-Pierre Jeunet.
Reparto: Audrey Tautou, Mathieu Kassovitz, Serge Merlin, Rufus, Jammel Debbouze, Urbain Cancellier, Isabelle Nanty, Dominique Pinon.


Tranquilidad: ya había visto Amélie. Lo que pasa es que fue con... ¿12 años? Poco después de que la pusieran en los videoclubs, así que por ahí debe andar. Por tanto, no me acordaba de casi nada de la película; sólo estaba seguro del motivo de la muerte de la madre (por cierto, recordaba que se decía algo así como que la suicida había decidido continuar viviendo, pero ni rastro de ello en el visionado que hice ayer), de que a la protagonista se la tiraban en una cama mientras ella mantenía una expresión indiferente y de que, por supuesto, Amélie ayudaba a la gente.

Una joven llamada Amélie trabaja como camarera. Durante toda su infancia vivió sin contacto con los otros niños debido a una falsa enfermedad diagnosticada por su padre, por lo que su madre le daba clases; tras la muerte de ésta, su padre se encerró en sí mismo, y Amélie se refugió en su mundo de fantasía. Ahora que es adulta, no es una persona normal: vive aún en la soledad y en la inocencia de su infancia. Tras encontrar una caja con juguetes antiguos y devolverla a su propietario, se da cuenta de la que será su mayor fuente de felicidad: ayudar a los demás. Sobretodo si ello implica enamorarse.


Bien. Tras revisionarla, llego a la conclusión de que Amélie es una grandísima película. Así, de entrada, que no me gusta demasiado crear tensión. Lo que distingue a Amélie de cualquier otra película es... todo, básicamente. Como es habitual en la filmografía del director, todo es tremendamente original: personajes, argumento, narración, estética. Sin embargo, es en Amélie donde la mayoría de estas características alcanzan su punto máximo en cuanto a calidad.

Que no en cantidad. Délicatessen, ópera prima de Jeunet, recoge ese pequeño universo colorista y de personajes singularmente surrealistas en mayor medida; sin embargo, para mi gusto, en tal película resulta excesivo. Pero en Délicatessen el color me empalaga, y los personajes me desagradan. La fotografía de Amélie es empalagosa, sí, pero no de forma tan exagerada; los personajes son frikis, sí, pero adorables. Aquí todo tiene el punto perfecto, colorista, de cómic, de cuadro naïf, pero sin llegar a ese extremo excesivo.

Amélie misma es un personaje maravilloso. Es comprensiblemente ingenua, e infantil, y por tanto traviesa. A pesar de esa perpetua -y encantadora- sonrisa de, digamos, tonta (Audrey Tautou, por cierto, está insuperable; capta perfectamente a su personaje, y lo dota de una magia vista pocas veces, o directamente ninguna), Amélie no es tonta precisamente, sino simplemente no tiene experiencia vital. Es esto lo que la hace tan especial, su miedo a que le hagan daño, que la lleva a ayudar a los demás para sentirse bien consigo misma, sin tener que implicarse en relaciones.


Igualmente, Amélie, la Diosa Todopoderosa, es capaz de castigar, como demuestran las escenas en que se introduce en el piso del tendero, que tiene por costumbre insultar y humillar a su empleado, un simpático retrasado, y le cambia el pomo de una puerta por la manilla, las zapatillas por otras de número inferior, los cordones por cuerda, la pasta de dientes por crema para los pies... y la hora del reloj. Desternillante el momento en que el desafortunado baja a la calle a las 4 de la madrugada.

El resto de personajes, como creo que ya he dicho, están también muy conseguidos. Gracias a la voz en off, que nos explica los pequeños placeres de cada uno de ellos: ordenar herramientas, hacer rebotar piedras en el agua, comer pollo asado con las manos, petar las burbujas de los plásticos de embalaje (¿y a quién no?), todos son entrañables, y uno se siente casi tan feliz como Amélie cuando les hace un favor.

En resumen, una obra magnífica: plástica, cómica, fantástica, y aderezada además con una historia de amor preciosa. Lo peor de la película es, sin duda, que deja la sensación de que en este mundo nadie puede realizar buenas acciones. O, por pedir, que Amélie no exista en realidad.

Valoración: 8,5/10.

martes, 13 de noviembre de 2007

La habitación de Fermat vendida a seis países

La habitación de Fermat, película sobre cuatro matemáticos que tienen que resolver un enigma para escapar de una habitación con vida, escrita y dirigida por Luis Piedrahita y Rodrigo Sopeña, fue presentada al festival de Sitges este año, recibiendo valoraciones moderadamente buenas. En el American Film Market ha sido adquirida por productoras que la distribuirán en el Reino Unido, en Japón, en Holanda, en Bélgica, en Luxemburgo y en Turquía.

En principio no me llama demasiado la atención, porque las críticas como digo no han sido especialmente alentadoras, pero que además está protagonizada por Alejo Sauras y Santi Millán, que echan para atrás a cualquiera. Por suerte, también están Lluís Homar, Federico Luppi y Elena Ballesteros, y la voy a ver básicamente por Piedrahita, que es poco menos que el puto amo. Foto homenaje:



jueves, 8 de noviembre de 2007

Rashomon

Dirección: Akira Kurosawa.
Guión: Akira Kurosawa y Shinobu Hashimoto (relatos: Ryunosuke Akutagawa).
Reparto: Toshiro Mifune, Machiko Kyô, Masayuki Mori, Takashi Shimura, Minoru Chiaki, Kichijiro Ueda.


He visto pocas películas de Kurosawa, la verdad. Me parece que Los siete samuráis, Ran, Yojimbo... y ya. Bueno, ahora también Rashomon, pero ni siquiera Dersu Uzala. Soy la mierda, ¿eh? Venía a decir que, aunque haya visto pocas del maestro nipón, me doy cuenta de que es uno de los mejores directores de la historia, no sólo por la innovación técnica, sino también porque la variedad de influencias que utilizó, que incluían al mismo Shakespeare (Ran, y me consta que también Trono de sangre), pasando por el western americano (Yojimbo, que posteriormente sería utilizada por Sergio Leone, sin mucha variación, la verdad, para crear la archiconocida Por un puñado de dólares), pero sin dejar de lado la cultura propia. De momento, nada de lo que he visto suyo se aleja en exceso del calificativo de "obra maestra".

En Rashomon, un leñador, un monje y un peregrino se refugian de la lluvia en el templo que da nombre a la película. Los dos primeros hablan al tercero del juicio que se ha llevado a cabo a raíz de la muerte de un noble de bajo rango y de la violación de la mujer de éste en el bosque cercano. El acusado, el bandido Tajomaru. El bandido, la mujer y la víctima dan su versión de los hechos, y lo mismo hace el leñador; sin embargo, cada versión se contradice con las anteriores.

La película es una reflexión sobre las mentiras del ser humano, dichas por orgullo y egoísmo; los tres interrogados mienten, aunque en todos casos se culpan de la muerte. El bandido lo dice que lo ha cometido por amor; la mujer, porque se vio obligada; el muerto, a través de una médium (escalofriante, por cierto, que nos lleva al mejor de los testimonios), cuenta que se suicidó por honor. Sin embargo, ninguno dice la verdad: el leñador nos cuenta su versión, diciéndonos que ni el bandido es tan romántico, ni la mujer tan inocente, ni el muerto tan honorable. ¿Quién miente? Es más, ¿alguno dice la verdad? No; todos mienten no ya buscando la declaración de inocencia, sino la aligeración de la culpa. Pero, y aun quejándose de la falsedad de los tres, el leñador tampoco es ningún ángel. El monje, atormentado, se pregunta el por qué de tanta mentira, peores que las guerras y las epidemias.

Me quedo con una de las frases del espléndido guión, que me ha parecido perfecta para transcribir en mi comúnmente cinéfilo nick del Messenger: "Aquí, en la puerta de Rashomon, vivía un demonio, y dicen que se fue porque tenía miedo de los hombres". Y, aun así, queda esperanza.


Valoración: 8,5/10.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

Jennifer Connelly en el remake de Ultimátum a la tierra


Y Keanu Reeves, también, pero a mí me da igual, mientras salga Jennifer. Scott Derrickson (que dirigió la interesante El exorcismo de Emily Rose) dirigirá The day the Earth stood still, remake de la película de ciencia-ficción de bajo presupuesto de los 50 que narraba las desventuras de Klaatu, un alienígena que llegaba a la Tierra con su robot Gort para avisar a los dirigentes de que su destrucción del planeta estaba causando daños a escala universal. Clásico de la ciencia-ficción, será interesante verlo con mayor presupuesto, si no lo convierten en otra Guerra de los Mundos. Y con la Connelly, por supuesto.

Aparte... y poco o nada relacionado. En Ociojoven.com encontré un link a este juego tan curioso (y tan putamente adictivo). Mi puntuación máxima es 604 o así, pero si supero los 500 ya es mucha suerte. No hay que registrarse de forma coñazo, simplemente poner un nombre de usuario y una contraseña para siguientes partidas. Buenas tardes, y recordad: no mirar las luces.

Cinetrivia

viernes, 2 de noviembre de 2007

Invasión

Título original: The Invasion.
Dirección: Oliver Hirschbiegel, James McTeigue.
Guión: Dave Kajganich.
Reparto: Nicole Kidman, Daniel Craig, Jeremy Northam, Jackson Bond, Jeffrey Wright, Eric Benjamin, Veronica Cartwright, Josef Sommer, Celia Weston, Roger Rees.


En 1956 Don Siegel dirigía La invasión de los ladrones de cuerpos, una de las mejores cintas de invasiones alienígenas de la historia, a pesar de su claro mensaje anticomunista, que el director siempre ha negado pretender. En ella, los habitantes de una pequeña ciudad estadounidense empezaban a comportarse de manera extraña, algo de lo que sus familiares, por supuesto, se daban cuenta, pero no así el resto. Poco a poco, todos empezaban a cambiar. Más tarde, en 1978, se estrenó La invasión de los ultracuerpos, de Philip Kauffman, que no he visto, pero que, tengo entendido, tiene un mejor final (el de la original era un happy ending en toda regla), da más miedo y no transmite nada contra el comunismo, sino que habla de la lucha por la supervivencia de las especies.

En esta ocasión, los directores Oliver Hirschbiegel (El hundimiento) y James McTeigue (V de Vendetta), no sé en qué grado de cooperación, presentan una revisión que aporta poco al filme original, excepto una protagonista femenina y una pregunta sobre la que vale la pena meditar: si pudiéramos evitar todos los sentimientos negativos del mundo, ¿estaríamos dispuestos a sacrificar también los positivos?

La historia tarda tres cuartos de hora en arrancar. Es lógico: hay que presentar la situación, hay que mostrar los efectos del cambio en el cuerpo, para poder crear una intriga. Pero es que está todo tan claro que las intrigas se resuelven enseguida, a lo que contribuye, por supuesto, saber de qué va la historia, o haber visto el tráiler. Cuánto más haber visto alguna versión anterior. Eso sí: la segunda parte de la historia es mejor, con más acción y más interés argumental, aunque es siempre previsible.


Actuaciones. Nicole Kidman siempre es una garantía, y no defrauda, claro que tampoco hace una interpretación memorable. Pero lo cierto es que su papel es el único que puede lucirse, puesto que Daniel Craig (el nuevo Bond de Casino Royale, a mi gusto muchísimo mejor que cualquier de los irritantemente refinados Bonds anteriores, por cierto) sale muy poco y en una variedad de registros poco diversa, y qué decir de los malos. Sus actuaciones son, deben ser, monótonas. Comento que he leído una crítica en un periódico que respeto más que a ningún otro que dice algo así como que 'las interpretaciones son tan obvias que se nota enseguida quiénes son los malos'. A ver, buen hombre, prestigioso crítico... esa es la cosa. La protagonista se entera tan pronto como el espectador o, si no (al principio básicamente), se busca el efecto de que la mujer no sepa lo que ocurre mientras nosotros sí. En fin. Hay también un cameo de Nancy Cartwright, que aparecía en el primer remake.


La acción, inspirada claramente en las versiones del nuevo siglo de La guerra de los mundos y Amanecer de los muertos, es por tanto más espectacular que la de la versión original: tenemos lo típico del cine comercial de hoy -accidentes de coche, tiros, persecuciones, secundarios de una escena-, aunque el filme se queda corto como película palomitera. Eso sí: argumentalmente, se buscan siempre soluciones que complazcan al gran público. Sin embargo, la ya mencionada pregunta, en la escena final, se imprime en las mentes de los protagonistas, y en la de ciertos espectadores. Al fin y al cabo, concluye el científico, seguimos siendo humanos.


Valoración: 6/10.

jueves, 1 de noviembre de 2007

Tráiler de REC

Siendo el día que es, me veo obligado a poner algo sobre cine de terror. Y qué mejor que el tráiler de REC, de Jaume Balagueró (Frágiles), que se estrena el 23 de noviembre. Espectacular avance, sí señor. La espero con (moderada) ansia.


miércoles, 31 de octubre de 2007

Películas de Jim Henson: Cristal Oscuro y Dentro del laberinto

Título original: The Dark Crystal / Labyrinth
Dirección: Jim Henson, Frank Oz / Jim Henson
Guión: David Odell / Terry Jones
Reparto: Jim Henson (voz), Kathryn Mullen (voz), Frank Oz (voz), Dave Goelz (voz) / Jennifer Connelly, David Bowie, Toby Froud, Brian Henson (voz), Ron Mueck (voz), Dave Goelz (voz).

Vi Cristal Oscuro y Dentro del laberinto por tres motivos básicos. Primero, en una encuesta de Yahoo.com vi una encuesta sobre películas de fantasía, y me quedé pillado de haber visto, de las cinco opciones que había, sólo La princesa prometida (peliculón, por cierto), La historia interminable (mucho peor que el libro) y Willow (entretenida nada más); segundo, que me gustó la serie El cuentacuentos, creada por Jim Henson, que vi este verano; y tercero, que Meet the Feebles me dio ganas de ver películas con marionetas. No deja de tener su miga que esta película precisamente, tan diferente a las que me dispongo a comentar, tuviera su importancia en mi decisión de verlas.

El argumento de Cristal Oscuro es el siguiente: en un mundo desconocido para nosotros, mil años después de que un miembro de la raza de los Urskeks separara un fragmento del Cristal Oscuro, que mantenía el equilibrio, dividiendo a su raza entre los Skekses, viles lagartos, y los Místicos, sabios apacibles, ligadas inevitablemente entre sí, mil años después, decía, se va a cumplir una profecía: un Gelfling recompondrá el Cristal Oscuro, destruyendo el gobierno tiránico de los Skeksis... o morirá en el intento, quedando el mundo sumido para siempre en el mal.


Cristal Oscuro es una película extraña. No por el argumento, que no es especialmente raro dentro de su género, sino sino por su difícil clasificación dentro de un grupo de edad. Si bien tiene ciertos toques de comedia dirigidos a ellos, a los niños les resultaría demasiado oscura y seria; les darían miedo los personajes, incluso los Gelflings (que tienen una cara de cabra bastante siniestra, a la que el bicho de los ojos de El laberinto del fauno tiene un aire). A los adultos normales les parecería un tema demasiado infantil. Así, queda relegada a un grupo muy concreto: los que tienen las mentes abiertas a todo, los que gustan de las historias de fantasía y no sienten reparos al pensar que, si las ven, serán raros. Es decir, los frikis. De ahí el estrepitoso fracaso que obtuvo en taquilla, aunque, por suerte, con los años se la ha reconocido como lo que es: una obra maestra. De culto, por supuesto.

Además del magistral trabajo de los marionetistas Henson y Oz (conocido no sólo por sus títeres, que incluyen a Yoda, sino también por películas como la muy reciente un Funeral de muerte), destaca la adultización de elementos comúnmente asociados a críos, como pueden ser las marionetas, pieza central, pero también la magia o los mundos imaginarios. Aquí las marionetas no son simpáticas e idealizadas sino realistamente desagradables, y en el mundo de los Skeksis hay muerte y caos, un mundo devastado por el miedo, en lugar de por el simple ansia de poder. Eso sí: algún que otro punto excesivamente infantil (la cosa-perro o algún chistecito fácil), hecho como por culpa de no tener claro los directores quién iba a ser el destinatario, lastra ligeramente el conjunto. Van a sacar una segunda parte dentro de dos años, dirigida por Genndy Tartakowski, el creador de la serie de animación de Las Guerras Clon. La serie me gusta, pero dudo que la película sea buena, porque Clone Wars tiene muy, muy poco argumento.


Labyrinth habla de Sarah, una adolescente fantasiosa interpretada por una jovencísima Jennifer Connelly, que se siente frustrada porque sus padres aprovechan que no sale por las noches de fin de semana para hacerlo ellos y que la hija cuide del bebé de la familia. Sarah se queja en voz alta, y desea que los goblins se lleven a su hermano para siempre; el Rey de los Goblins, Jareth (papel curiosísimo de David Bowie), la oye, y satisface sus deseos, reteniendo al niño en su castillo, en el centro de un laberinto. Sarah deberá recorrer el difícil camino hasta el castillo en trece horas para recuperar a su hermano.

Dentro del laberinto es muy diferente de Cristal Oscuro. Es mucho más típica, en el sentido de que es una película de fantasía con marionetas para nenes. Eso sí: tiene un guión espléndido, con un ritmo que mantiene un interés constante, diálogos muy ingeniosos y muchísimos momentos humorísticos provocados por personajes a cada cual más entrañable, entre los que destacan los tres amigos de Sarah: Hoggle, un duende avaricioso y sin amigos; Ludo, una especie de yeti rojo de inteligencia limitadilla, y Sir Didymus, un zorro con un parche en el ojo, que habla y se comporta cual caballero medieval (a lo que ayuda su corcel, el cobarde perro Ambrosius).


Las canciones no son especialmente buenas, pero David Bowie es garantía de un cierto nivel, al menos, y su actuación es probablemente lo más llamativo del filme; interpreta al malo, que en realidad no es tan malo, ni mucho menos. En dos de las escenas más logradas aparece él: el baile de Carnaval veneciano y el final, que le da a los actos de su personaje una lógica muy especial. De todas formas, para mí lo mejor, aparte, desde luego, de las marionetas (en especial Sir Didymus y su corcel, que me encantan), es ver a la gran Jennifer Connelly en uno de sus primeros papeles.


Lástima que ya no se hagan películas de fantasía como las de antes. Cristal Oscuro. Dentro del laberinto. La princesa prometida. Willow. La historia interminable. Legend. Lady Halcón. Dragonheart. Putas productoras, que saben lo que les conviene y ya no quieren usar los efectos especiales como caramelo, sino como manzana. En fin. Siempre nos quedarán los 80.

Valoración: 8/10 / 7,5 /10.