lunes, 19 de noviembre de 2007

Stardust

Título original: Stardust.
Dirección: Matthew Vaughn.
Guión: Jane Goldman, Matthew Vaughn (novela: Neil Gailman).
Reparto: Charlie Cox, Claire Danes, Michelle Pfeiffer, Mark Strong, Robert De Niro, Kate Magowan, Melanie Hill, Sienna Miller, Jason Flemyng, Peter O'Toole, Ricky Gervais.


Me quejo siempre que puedo de que ya no se hacen películas de fantasía (buenas, porque bazofios a lo Eragon no faltan); de hecho, hace un par de semanas dediqué un post a Cristal Oscuro y Dentro del laberinto, dos títulos míticos, en que hablé de ello. Con tacos y todo. Incluso estoy escribiendo el guión de una película fantástica en tono de burla cabrona, homenaje en plan Sin perdón (pero casero, claro) al género, pero sobretodo a La princesa prometida y a El ejército de las tinieblas, así como a la mejor saga de videojuegos de la historia, Final Fantasy. A quien me pregunta le comento que revolucionará el género dentro de diez años, y se creen que lo digo en coña. En fin; se me va la cabeza, pero lo que venía a decir es que Stardust me jode bastante las esperanzas. Ahora me explico; primero la sinopsis, que si no la crítica me ocupa muy poco.

En un pueblecito de Inglaterra hay un muro con una brecha. Nadie sabe qué hay detrás; sin embargo, un joven curioso pasa al otro lado. Allí descubre un mundo mágico, y encuentra a una esclava de la que, digamos, se enamora y a la que, digamos, se folla. Esa misma noche vuelve al pueblo (que por cierto, como súmmum de la originalidad, se llama Muro), pero unos meses después le llega una cesta con un bebé: su hijo Tristan. Dicen que de tal palo tal astilla y, cuando Tristan tiene dieciocho años, cruza el muro para traer una estrella caída a su enamorada. Pero tendrá dificultades mil, pues en la búsqueda de la estrella se topará con una bruja maligna que quiere encontrar la estrella para volver a ser joven, y con dos príncipes que, para llegar a ser reyes, necesitan recuperar la joya que su padre ha tirado y que, curiosamente, ha hecho caer la estrella. Estrella que, para bien o para mal, es antropomorfa y se parece a Gwyneth Paltrow.


A lo que me refería con que Stardust me había destrozado las ilusiones revolucionarias es que, entre tantas películas de fantasía de tercera, que aprovechan el éxito de El Señor de los Anillos para llevar críos al cine (aunque ya se empiezan a cansar, como revela el fracaso estrepitoso de Los seis signos de la luz), Stardust es una revolución: consigue ser un entretenimiento adecuado para los niños, y digo adecuado porque quizá es demasiado adulta; por ello, es más apropiada para los nostálgicos del género, que quedarán más que satisfechos. Además, también bebe mucho de La princesa prometida, de Willow o hasta de (¡maldito seas, Neil Gaiman!) Final Fantasy: ese barco volador es, como poco, sospechoso.

No entraré en aspectos de fidelidad literaria, porque no me he leído el libro, aunque pienso hacerlo; sin embargo, tengo entendido que la adaptación ha sido para bien, simplificando aspectos que parece ser que en la novela corta de Neil Gaiman (autor también de Neverwhere y Sandman) estaban mal explicados. Además, el toque femenino del personaje del capitán pirata fue aportado durante la traslación; a mi parecer, un toque que merece ser aplaudido, pues no sólo aporta una ironía genial al mundo del cine fantástico -el famoso guerrero sanguinario resulta ser en realidad una nenaza-, sino que además es Robert de Niro (o Pacino, o Willis, o Harrison Ford, pero ninguno mejor que Bob, por supuesto) un actor perfecto para interpretarlo. Una muy buena forma de quitarse a lo bestia ese encasillamiento en papeles de tío duro.


Michelle Pfeiffer también está bien (es Michelle Pfeiffer), pero su papel no es ni de lejos tan grande como el de De Niro, pues se queda en la típica bruja mala de cuento; un aporte es, eso sí, que las tres hermanas estén basadas en la mitología griega. Charlie Cox no destaca, pero al menos no es tan palurdo como la mayoría de protagonistas del género; Claire Danes, con un personaje precioso, me ha parecido sobreactuada, pero no la he visto en V.O., así que no sabría decir si sus gestos se corresponden con que la estrella hable de una forma especial; Mark Strong no lo hace mal. Sienna Miller sale poco, pero su presencia se agradece, como ocurría en el espléndido thriller mafioso Layer Cake, del mismo director (curioso, ¿eh? Tampoco sabía yo que el hombre estaba casado con la Schiffer, y que ella fue la instigadora del filme. Mola.). En cuanto a Ricky Gervais... bueno, la verdad es que no sé que hostias pinta su foto en el cartel. Cómo odio estos desórdenes a favor de las estrellas y, por tanto, de lo comercial, igual que echen para atrás en las listas de reparto a los críos. En fin.

Los toques cómicos le dan puntos al conjunto. Los mejores son aquellos aportados por la familia real: tenemos un cameo de Rupert Everett, que interpreta al más memo de los hermanos supervivientes, y al gran Peter O'Toole, alias Lawrence de Arabia (que se vea que sé quién es), el rey moribundo, un cabronazo donde los haya. También está por ahí Jason Flemyng, protagonista de Lock y Stock (sale también, por cierto, Dexter Fletcher, que estuvo en la prima de Ritchie y en Layer Cake, y que aquí es el segundo de De Niro/Shakespeare). Cuando uno de los de la familia real es degollado, de su cuello emana sangre azul, algo que me tuvo desopilándome varios minutos. Pero, sin duda, el mejor punto del humor "aristocrático" del filme son las apariciones de los príncipes muertos, que muestran sus heridas mortales (quemados, aplastados, etecé) y lo miran todo con burla resignada.

Pienso que hay dos tipos de historias fantásticas: las que se llevan a cabo en un mundo totalmente fantástico (Cristal Oscuro, Willow, Legend) y las que suceden entre el mundo real y el imaginario (Dentro del laberinto, La princesa prometida, La historia interminable). Stardust forma parte del segundo grupo, y lo hace de una forma típicamente genial: en Inglaterra, oculto del resto del mundo por un muro, existe un país mágico, que sus habitantes no pueden abandonar. El porqué está algo pillado por los pelos, quizás, pero da sentido a la historia en un momento concreto.



Claro que no todo es leche y miel. El guión falla en según qué momentos, y es previsible en todo momento; pero es básicamente en la recta final en la que se congregan estos defectos, pues no sabemos muy bien el porqué de que la madre del protagonista haya acabado como ha acabado (o lo dicen muy de pasada, no sabría decir), y la resolución se prevee ya desde que, nada más empezar, deducimos que el príncipe Septimus no sobrevivirá. No sabemos los medios, pero estos, como digo, resultan bastante ilógicos. Además, la batalla final es poco menos que cutre, y dura lo suficiente como para bajar nivel.

En resumen, Stardust es un soplo del preciado aire de la fantasía clásica, con magia para niños de todas las edades y humor más bien para adultos, cosas que se agradecen tremendamente en esta época de fantasía infantil fotocopiada; algo que espero que se convierta en racha ahora que, dentro de dos semanas, nos llegará al fin La brújula dorada (que por desgracia parece ser que ha sido aligerada de la crítica religiosa de las novelas de Pullman). Me consuelo pensando que, al menos, la película de mi guión no estará basada en ningún libro.


Valoración: 8/10.

PD: Así en retrospectiva, me podría haber ahorrado la sinopsis, en lo que a tamaño de crítica se refiere.

3 comentarios:

Patri dijo...

Estoy de acuerdo en que ya no se hacen buenas películas de fantasía, a veces pienso que tal vez yo ya soy mayor y por eso no disfruto de las pelis como esta, pero luego me doy cuenta de que en realidad es que no son como antes.
Me encanta Final Fantasy!! Ahora estoy jugando al III en la DS y el X en la Play. Lo del barco volador, si que huele un poco...

Cuando vayas a hacer tu película avísame!! a ver si puedo colaborar en algo, :P

Alex F. dijo...

Yo creo que el género no tiene edad, aunque se asocie a los niños normalmente. Sobre Final Fantasy... ¡qué envidia lo de la DS! Ya me gustaría tener dineros y comprarme unas cuantas cosas, entre ellas la consola esta; no sólo por el III (que sería el motivo principal), sino por el futuro Dragon Quest IX. En fin, me parece que, si quiero viciarme sin parar como si me estuviera obligando alguien apuntándome a la cabeza con una escopeta, voy a tener que empezar a aportar al Estado, o algo. Ay.

Twister dijo...

Stardust me he negado a verla, aunque despues de tu crítica tendré que pensarmelo, precisamente por lo que comentas de las bazofias hiper-clonadas que abundan en las carteleras. Los 6 signos de la luz me decepció, Eragon más, no se debería rodar Las aventuras del elfo oscur, Las cronicas de la Dragonlace o algo así para reenganchar a la gente a este género, por lo menos a mi.