Guión: Álex de la Iglesia, Jorge Guerrichaechevarría (novela de Guillermo Martínez).
Reparto: Elijah Wood, John Hurt, Leonor Watling, Julie Cox, Jim Carter, Burn Gorman, Dominique Pinon, Anna Massey, Alan David.
Ya di mi opinión sobre el cine de Álex de la Iglesia en mi crítica a Acción mutante, así que no me explayaré en alabanzas. Decir, eso sí, que me hizo ilusión saber que preparaba una película internacional protagonizada por Elijah Wood y John Hurt, y que perdí buena parte de esa ilusión cuando leí las primeras críticas, que decían de ella que era sólo un correcto filme de intriga, sin personalidad. Hoy, por fin, he conseguido compañía para bajar al cine a verla; tras la sinopsis, mi opinión.
Un joven estudiante americano se dirige a Oxford para intentar que el famoso matemático Arthur Seldom, al que idolatra, le ayude con su tesis doctoral; una vez en la ciudad, se queda a vivir en la casa en la que vive, junto a su hija, una vieja amiga del profesor. Después de conocerse, ambos entran en la casa y encuentran el cadáver de la anciana: así comienza una serie de asesinatos que ambos intentarán resolver utilizando las matemáticas y las series lógicas, alejándose de lo policial.
Me da la crítica de Luis Martínez en la Cinemanía la idea de citar a Sidney Lumet y esa frase suya que dice que para ser buen director hace falta no tener estilo. Parece que a De la Iglesia le apetecía hacer algo alejado del resto de su filmografía, o que debió someterse a un tipo de dirección determinado si quería adaptar la novela de Guillermo Martínez; si era su objetivo hacer algo independiente de lo que todos asociamos a su persona, en efecto, lo ha conseguido, demostrando que es capaz de no caer en sus tics grotescos (excepto en un par de ocasiones, como el matemático lobotomizado o la relación entre la madre y la hija). Sin embargo, ciertamente se echa en falta el tono humorístico-crítico, sustituido por una sobriedad muy típica: si De la Iglesia no hubiera dirigido Los crímenes de Oxford, probablemente no se habría notado demasiado.
La intriga que se nos narra resulta interesante, y por mi parte, al contrario de lo que he oído y leído a muchos, no he perdido el interés en ningún momento; también lo es el punto de vista de la investigación (el reto del sabio omnisciente al joven ultraconfiado), que de todos modos, y por las excesivas vueltas que se le da en algún momento, resulta difícil de comprender, aun con el cierre, imprevisible en el sentido en que lo son los libros de Agatha Christie. Vale, no tan bestia, pero por ahí anda. Importa poco, en cualquier caso, porque resulta satisfactorio.
Elijah Wood (al que respeto más que por su afeminado Frodo por su papel de frikazo en una de mis películas favoritas, Todo está iluminado) está bien, pero John Hurt mejor, claro. Lo de Leonor Watling es casi puramente físico, de lucimiento pectoral y glúteo, pero si se le presta atención a su actuación también lo hace bien, porque mala actriz no es, al fin y al cabo. Julie Cox me ha gustado, Burn Gorman no tanto; ambos están sobreactuados, sobretodo él, pero ambos papeles lo requieren (hasta cierto punto).
Los crímenes de Oxford es una buena película de intriga, que se parece a El código Da Vinci poco más que a Supervixens, pero que dejará cierto regusto amargo en aquel que espere ver un nuevo esperpento de De la Iglesia. ¿Lo mejor? El plano secuencia, los tres flashbacks (la desconcertante escena bélica inicial, la historia del profesor con cáncer de huesos y la de las doce ideas para un asesinato), el cello de Julie Cox y, por supuestísimo, Leonor Watling, a la que, por cierto, no he conseguido mirar a la cara más que en un par de escenas.
Valoración: 6,5/10.
Reparto: Elijah Wood, John Hurt, Leonor Watling, Julie Cox, Jim Carter, Burn Gorman, Dominique Pinon, Anna Massey, Alan David.
Ya di mi opinión sobre el cine de Álex de la Iglesia en mi crítica a Acción mutante, así que no me explayaré en alabanzas. Decir, eso sí, que me hizo ilusión saber que preparaba una película internacional protagonizada por Elijah Wood y John Hurt, y que perdí buena parte de esa ilusión cuando leí las primeras críticas, que decían de ella que era sólo un correcto filme de intriga, sin personalidad. Hoy, por fin, he conseguido compañía para bajar al cine a verla; tras la sinopsis, mi opinión.
Un joven estudiante americano se dirige a Oxford para intentar que el famoso matemático Arthur Seldom, al que idolatra, le ayude con su tesis doctoral; una vez en la ciudad, se queda a vivir en la casa en la que vive, junto a su hija, una vieja amiga del profesor. Después de conocerse, ambos entran en la casa y encuentran el cadáver de la anciana: así comienza una serie de asesinatos que ambos intentarán resolver utilizando las matemáticas y las series lógicas, alejándose de lo policial.
Me da la crítica de Luis Martínez en la Cinemanía la idea de citar a Sidney Lumet y esa frase suya que dice que para ser buen director hace falta no tener estilo. Parece que a De la Iglesia le apetecía hacer algo alejado del resto de su filmografía, o que debió someterse a un tipo de dirección determinado si quería adaptar la novela de Guillermo Martínez; si era su objetivo hacer algo independiente de lo que todos asociamos a su persona, en efecto, lo ha conseguido, demostrando que es capaz de no caer en sus tics grotescos (excepto en un par de ocasiones, como el matemático lobotomizado o la relación entre la madre y la hija). Sin embargo, ciertamente se echa en falta el tono humorístico-crítico, sustituido por una sobriedad muy típica: si De la Iglesia no hubiera dirigido Los crímenes de Oxford, probablemente no se habría notado demasiado.
La intriga que se nos narra resulta interesante, y por mi parte, al contrario de lo que he oído y leído a muchos, no he perdido el interés en ningún momento; también lo es el punto de vista de la investigación (el reto del sabio omnisciente al joven ultraconfiado), que de todos modos, y por las excesivas vueltas que se le da en algún momento, resulta difícil de comprender, aun con el cierre, imprevisible en el sentido en que lo son los libros de Agatha Christie. Vale, no tan bestia, pero por ahí anda. Importa poco, en cualquier caso, porque resulta satisfactorio.
Elijah Wood (al que respeto más que por su afeminado Frodo por su papel de frikazo en una de mis películas favoritas, Todo está iluminado) está bien, pero John Hurt mejor, claro. Lo de Leonor Watling es casi puramente físico, de lucimiento pectoral y glúteo, pero si se le presta atención a su actuación también lo hace bien, porque mala actriz no es, al fin y al cabo. Julie Cox me ha gustado, Burn Gorman no tanto; ambos están sobreactuados, sobretodo él, pero ambos papeles lo requieren (hasta cierto punto).
Los crímenes de Oxford es una buena película de intriga, que se parece a El código Da Vinci poco más que a Supervixens, pero que dejará cierto regusto amargo en aquel que espere ver un nuevo esperpento de De la Iglesia. ¿Lo mejor? El plano secuencia, los tres flashbacks (la desconcertante escena bélica inicial, la historia del profesor con cáncer de huesos y la de las doce ideas para un asesinato), el cello de Julie Cox y, por supuestísimo, Leonor Watling, a la que, por cierto, no he conseguido mirar a la cara más que en un par de escenas.
Valoración: 6,5/10.
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