jueves, 3 de enero de 2008

American Gangster

Título original: American Gangster
Dirección: Ridley Scott
Guión: Steven Zaillian
Reparto: Denzel Washington, Russell Crowe, Josh Brolin, Chiwetel Ejiofor, Lymari Nadal, Ruby Dee, John Ortiz, Ted Levine, John Hawkes, Carla Gugino


Cuando parecía que las (buenas) películas de mafiosos nos habían abandonado tras la etapa dorada de principios de los 90, parece ser que el Oscar de Infiltrados abrió la veda de una reposición de la moda. Hace poco que nos llegó Promesas del Este, que ya comenté en su momento, y ahora es el turno de American Gangster. Adelanto que, para mí, y por supuesto detrás de Cartas desde Iwo Jima, es la mejor película de un año cinematográfico no especialmente llamativo.

En 1968, Frank Lucas, chófer del 'padrino' de Harlem, inició su ascenso al poder tras la muerte de su mentor. Tras llegar a la cima usando procedimientos de importación y venta de heroína totalmente innovadores, fue perseguido por Richie Roberts, un policía renegado, irónicamente, por ser honesto.

He aquí el argumento de American Gangster, filme ya a priori llamativo en muchos aspectos: dirección (a pesar de las últimas decepciones de Mr. Scott), reparto y argumento, que se me ocurran. Y no son aspectos poco importantes precisamente, pero no tienen por qué dar una buena película (recordemos, ya que estamos con Ridley, Hannibal o -dejando de lado lo del payaso de Orlando Bloom- El reino de los cielos); en este caso, afortunadamente, la han hecho.

Hay que decir que American Gangster no es un filme innovador dentro del género; es muy clásico, algo que se agradece, pero ese adjetivo aquí implica influencias clarísimas, quizá demasiado obvias: la película tiene mucho de Scarface, bastante de Uno de los nuestros e, inevitablemente, un toque de El Padrino en un par de escenas, además de elementos de The French Connection, a la que el mismo guión hace una referencia, de Serpico (por lo del poli honesto), de Heat (por lo del versus, que está presente en más pelis pero la que veo más adecuado mencionar es esta) o de New Jack City (por lo de los mafiosos negros, aunque por esto también podríamos hablar, por qué no, de GTA: San Andreas).


Sin embargo, a pesar de que me veo obligado a ver esto como un punto negativo, hay que tener en cuenta que en el género mafioso es muy difícil innovar y que, además, la historia de Frank Lucas fue una historia real que probablemente fue en su momento fuente de inspiración para el cine, como las historias de los Bonanno, por ejemplo. Así, no todo es culpa del guión barra dirección.

Estructuralmente, la película cuenta con tres partes: la primera nos pone en situación, mostrándonos el ascenso de Lucas y los motivos de Roberts para perseguirle; la segunda nos muestra la estancia en la cumbre del mafioso, y su persecución por parte de la brigada del policía; finalmente, la tercera es la caída, y tiene su principal virtud en la unión de los talentos interpretativos de los dos protagonistas.

Washington y Crowe, como digo, interpretan magistralmente a dos personajes ya geniales sobre el papel. Junto a ellos, con mucha menos relevancia argumental (el resto de secundarios tienen escasa importancia individual; para contrarrestar esto, hay muchos), destaca Josh Brolin haciendo de policía corrupto hijo de puta, de esos que comen mientras hablan y eso. Para mí, Brolin, si en No es país para viejos hace el buen trabajo que le pintan, será uno de los actores revelación del año, junto a Shia LaBeouf y, por supuesto, Casey Affleck. Ahí queda eso.


La personalidad propia del filme radica básicamente en el personaje de Frank Lucas, que tiene más presencia en pantalla que el de Richie Roberts, y que resulta más interesante por ser, como dice el personaje de Roberts en un momento de la película, un símbolo del progreso: hemos visto muchos italianos o sudamericanos llegando al poder desde posiciones más o menos importantes, pero no hemos visto tantos negros, siempre (en aquella época y casi hasta hoy) pintados como la clase más baja, la clase idiota, incapaz de ser importante siquiera en asuntos del hampa. Me viene a la cabeza aquel diálogo, creo, de De Niro en Uno de los nuestros en que hablaba de la facilidad de escapar impune de un crimen; decía algo así como que "la policía sólo coge a los atracadores negros, y porque se quedan dormidos al volante en el coche de huida". Muy gráfico. Esta fascinación natural del personaje, complementada por la atracción de su frialdad rota en muy pocas ocasiones por una naturaleza interior violenta (a lo Michael Corleone) y sus miedos scarfaceianos (de hecho, el guión nos va alertando contra muchos secundarios, incluyendo el de Cuba Gooding Jr., que sale en pantalla, redondeando al alza, dos minutos), provoca una simpatía de parte del espectador, que el director intenta aliviar un poco mediante imágenes de yonkis hechos polvo. No os droguéis, niños.

American Gangster es una película de mafiosos muy clásica, poco innovadora, algo fría, pero con muchas virtudes que compensan sus defectos: muy buena dirección, buen guión, repartazo, escenas memorables (la salida de la iglesia), personajes maravillosos... Y, a pesar de durar más de dos horas y media, no se hace larga en ningún momento. ¡Qué coño!, hasta le falta metraje hacia la parte final. Peliculón, en fin. No dejéis de verla, sobretodo si, como un servidor, sois nostálgicos del cine mafioso.


Valoración: 8/10.

2 comentarios:

Gabriel dijo...

La mejor pelicula del año pasado sin lugar a duda. Maldito poli cabrón, ojalá le hubiese dado lo suyo el Washington! reflejas de muerte la marginación del sector mafioso negro, gran frase la del De Niror. Lástima cuando dije la hora eh...joder no se hace pesada ni un segundo.
Por cierto, a ver si los señores de Hollywood se ponen en marcha con el remake que pensámos eeeh!...
Ciao, cuidate

Twister dijo...

Muy clásica si señor, esa es la mejor descripción. No ha sido año de tan mal cine hombre: La vida de los otros, Zodiac, Promesas del Este, 300, Apocalypto, La ciencia del sueño, Persépolis,...

Yo estoy contento, ahora, coincido contigo en que el futuro está muy negro y como dependamos del cine de aquí, buf.