martes, 12 de febrero de 2008

No es país para viejos

Título original: No Country for Old Men
Dirección: Joel Coen, Ethan Coen
Guión: Ethan Coen, Joel Coen (novela de Cormac McCarthy)
Reparto: Josh Brolin, Javier Bardem, Tommy Lee Jones, Kelly Macdonald, Woody Harrelson, Garret Dillahunt



Empezamos bien el año, como he venido leyendo y diciendo yo mismo. La perspectiva de No country for old men, el esperadísimo regreso de los Coen, era uno de los principales atractivos cinematográficos del año para mi persona, en dura pugna con Sweeney Todd y There will be blood. Respaldada por las nominaciones (y con "nominaciones" quiero decir "la nominación de Bardem"), supongo que tendrá buena acogida en nuestras tierras; respaldada por la crítica, supuse que sería un puto peliculón. ¿Lo es? Vamos allá.

Un día de 1980, el soldador Llewellyn Moss, veterano de Vietnam, sale a cazar antílopes; para su ¿suerte?, lo que consigue es un maletín con dos millones y medio de dólares, que consigue del lugar en el que se ha "llevado a cabo" un intercambio por drogas. Esa misma noche, Moss vuelve al lugar para dar de beber a un superviviente; sin embargo, alguien le encuentra, y empieza a ser perseguido. No tardará en empezar a darle caza un tal Anton Chigurh, un ser sádico y siniestro sin pasado, que dudosamente pretenda recuperar el maletín; éste, a su vez, será perseguido por el viejo sheriff Bell, que ha prometido a la mujer de Moss encontrarlo y salvarlo.


Lo cierto es que, en lo técnico, no se me ocurre nada que reprochar a la película. El guión es genial, más aún si se ha leído la novela, pues la narración fría, en tercera persona pero no omnisciente, de McCarthy se ha adaptado magistralmente, consiguiendo incluso en ciertos puntos toques de humor; otros diálogos, también de un humor negro brutal, han sido añadidos por los Bros. en beneficio del filme. La dirección es insuperable, regalándonos algunas escenas de acción impresionantes; en particular, las persecuciones son impactantes. La fotografía, como he leído por ahí, es en el desierto lo que en Fargo era la nieve, para mi gusto incluso mejor. Brutal. En cuanto a la música... no hay, por mucho que digan la ficha de IMDB, excepto en un punto en el que oímos (momento cómico magistral; repito el adjetivo, pero no me salen más) a unos mariachis. Ni puta falta que hace, pues ese tono duro y realista pretendido queda totalmente conseguido de este modo.

En cuanto a las actuaciones, me consta que todo está bastante claro: es Bardem el que se hace con la película, claro que no todo el mérito es suyo, de la cara de loco, de la voz de maniaco y del peinado de idiota, sino que el personaje en sí es tremendo: McCarthy preparó una manifestación de la maldad incontrolable y sin sentido, y los Coen y nuestro Javier, que se nos hizo mayor con Mar adentro y ahora se nos independiza, lo dotan de vida y de esa atracción que tiene de por sí el mal, más aún en la pantalla. Por supuesto, Josh Brolin, sobre el que recae gran parte del peso del film (y que me encanta desde Planet Terror, pues es algo así como un Charles Bronson que actúa bien), también borda a su personaje, el supuesto protagonista, el cazador cazado. Tommy Lee Jones se encuentra en su salsa en ese papel que tantas veces le hemos visto interpretar; Kelly Macdonald y Woody Harrelson salen poco, pero también muy bien.


El problema principal es lo controversial de los últimos veinte mintuos del filme, a raíz de una elipsis temporal altamente chocante, que da paso a una reflexión hablada sobre los acontecimientos presenciados por los viejos americanos, encabezados por el sheriff Bell, durante sus vidas. El asunto está en que se rompe de golpe con ese perfecto thriller que era la película hasta este punto, dando paso a una serie de escenas que se centran en los pensamientos nostálgico-críticos que se nos han mostrado con la típica voz en off coeniana inicial y con las secuencias del sheriff, no excesivamente bien ensambladas dentro del argumento, excepto para llegar a esta conclusión. Además, tenemos otras secuencias de interpretación compleja para muchos (para mí incluido; he tenido que leerme la novela y volver a ver la película para entenderla del todo), también en un estilo muy Coen (recordemos, cómo no, Barton Fink, con una crítica mucho más particular, eso sí). Para mí, la elipsis inesperada se debe a la caída definitiva en el pozo de la ambición (referencia involuntaria, lo juro). A partir de aquí, tenemos algunas escenas que, bien observadas, atan cabos perfectamente; otra que demuestra la existencia del azar sobre el destino, en contra de lo que cierto personaje hace pensar; otra, la que concluye la película, que concluye también la reflexión, mostrándonos que esa luz que deseamos ver en la oscuridad es sólo un sueño. Etcétera. Para mí, repito; supongo que cada cual puede interpretar estas cosas a su manera, y que muchos odiarán tener que estar atentos y pensar, mientras que a mí no me desagrada precisamente. Y otros dirán que son lagunas, y puede que tengan razón. No sé.


En relación a otras obras de los hermanos, la más similar es la opera prima, Sangre fácil, con la que comparte la seriedad (general), el tema de la ambición (recurrente, eso sí, en la mayoría de la filmografía de los Coen), el desierto, los silencios. Tenemos también el final que nos deja con cara de gilipollas, presente sobretodo en Barton Fink, aunque en menor medida también en Muerte entre las flores (título, por cierto, precioso; lástima que no haya flores en la película, la mejor de los Coen para mi gusto, dicho sea de paso), y más en que no caigo. El humor negro está alejado del de Fargo, por ser mucho más esporádico, aunque se presenta del mismo modo: mediante la burla del tabú, como me gusta decir a mí.

No country for old men es una obra con una dirección, un reparto y una fotografía perfectas, con algún toque de humor y una profunda reflexión sobre la inexorable caída libre de los Estados Unidos hacia la violencia que, aun siendo la base de la novela, no está tan bien introducida en el filme como cabría. ¿Se llevará Oscars? Sí. ¿Es una gran película? Desde luego. Sin embargo, poniéndome más pedante de lo habitual, he de remarcar que los Coen no han vuelto, porque el material no es suyo, es de McCarthy; lo que han hecho es adaptar casi a la perfección la parte de la obra que resulta fácilmente interpretable como guión cinematográfico, relegando la crítica social hasta el peligroso extremo de parecer (a muchos) innecesaria. Cosa que no es.


Valoración: 8,5/10.

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