Guión: Andy Wachowski, Larry Wachowski.
Reparto: Emile Hirsch, John Goodman, Christina Ricci, Matthew Fox, Susan Sarandon, Paulie Litt, Roger Allam, Rain, Benno Fürmann, Yu Nan.
Los hermanos Wachowski dijeron que se retirarían del cine después del (muy merecido) fracaso de crítica de las secuelas de Matrix. No cumplieron su promesa, pero salió bien la cosa, porque el periodo de reflexión trajo V de Vendetta, creada por ellos aunque dirigida por James McTeigue. Ahora vuelven, esta vez sí totalmente al volante (juego de palabras involuntario, one more time), con la adaptación de su serie favorita de la infancia: el anime Speed Racer, más conocido en la patria del Cid como Meteoro, su primera incursión en el terreno de lo familiar, inspirados confesamente por los ingresos.
Mi primera impresión al saber de Speed Racer fue algo así como "Menuda mierda más gorda", que se transformaría en "Ah, pues puede estar bien" y posteriormente pasaría a "Fijo que es un mierdolo"; cuando vi el tráiler, la semana pasada, hubo un factor con el que no contaba que me devolvió las ganas de verla: el mono. Había un mono vestido como una persona, haciendo gestos y cosas. Así, tras ver algunas críticas malas y algunas (menos) buenas, me decidí por fin a volver al cine.
Sí, qué pasa. Fui a verla porque salía un mono, pero no me da vergüenza confesarlo, y menos después de que me gustara bastante, sobretodo en lo visual: los escenarios tienen mucho del Tim Burton más happy, concretamente del de Charlie y la fábrica de chocolate (y por extensión de Amélie o Pushing Daisies), pero al cuadrado y generado por ordenador; la ciudad recuerda a la Coruscant de El ataque de los clones, y las carreras son un puro festín óptico, seguro que empalagoso para muchos, que es imposible ver sin pensar en algún producto psicotrópico que el título sugiere, y también con un ineludible aroma a videojuego. Los toques anime están presentes en todo el filme, tanto en la puesta en escena (por la fidelidad al original, me imagino, aunque a mí la serie me pilló bastante... inexistente) como en los gestos exagerados de algunos personajes como, sobretodo, en los combates de artes marciales, que también son lo más Wachowski del filme (hasta en V los había, sin venir demasiado a cuento), en que hasta John Goodman da hostias como panes.
Ah, John Goodman. Secundario de lujo, como casi todos los de la película; además de él, Susan Sarandon, Christina Ricci (que aquí está tan mona como buena) y Matthew Fox, así como el cantante japonés Rain, secundan perfectamente a un Emile Hirsch tan soso como su personaje solicita. Sin quejas en este aspecto, aunque sí es una lástima que Hiroyuki Sanada salga apenas diez segundos.
No hay que olvidar que es una película pensada para los críos, y en ello radican varias de sus características principales: los constantes chistes blancos (sobretodo propiciados por el hermano pequeño de Speed y su mono, y por tanto perdonables y hasta divertidos, aunque sus escenas en muchas ocasiones no están bien encajadas con la trama principal y resultan anticlimáticas) y la subordinación de lo argumental a las imágenes, que dan como resultado una película visualmente exhuberante, que por esto, repito, no gustará a muchos, y que tarda algo en arrancar pero que a los tres cuartos de hora, más o menos, toma un ritmo imparable, que la convierte en un producto tremendamente entretenido, que los niños disfrutarán mucho, y también los adultos, si tienen la suerte de conservar parte de su personalidad infantil. Y en los créditos el mono sale vestido de mecánico y bailando, hostia, ¿qué más queréis?
Valoración: 6,5/10.
Reparto: Emile Hirsch, John Goodman, Christina Ricci, Matthew Fox, Susan Sarandon, Paulie Litt, Roger Allam, Rain, Benno Fürmann, Yu Nan.
Los hermanos Wachowski dijeron que se retirarían del cine después del (muy merecido) fracaso de crítica de las secuelas de Matrix. No cumplieron su promesa, pero salió bien la cosa, porque el periodo de reflexión trajo V de Vendetta, creada por ellos aunque dirigida por James McTeigue. Ahora vuelven, esta vez sí totalmente al volante (juego de palabras involuntario, one more time), con la adaptación de su serie favorita de la infancia: el anime Speed Racer, más conocido en la patria del Cid como Meteoro, su primera incursión en el terreno de lo familiar, inspirados confesamente por los ingresos.
Mi primera impresión al saber de Speed Racer fue algo así como "Menuda mierda más gorda", que se transformaría en "Ah, pues puede estar bien" y posteriormente pasaría a "Fijo que es un mierdolo"; cuando vi el tráiler, la semana pasada, hubo un factor con el que no contaba que me devolvió las ganas de verla: el mono. Había un mono vestido como una persona, haciendo gestos y cosas. Así, tras ver algunas críticas malas y algunas (menos) buenas, me decidí por fin a volver al cine.
Sí, qué pasa. Fui a verla porque salía un mono, pero no me da vergüenza confesarlo, y menos después de que me gustara bastante, sobretodo en lo visual: los escenarios tienen mucho del Tim Burton más happy, concretamente del de Charlie y la fábrica de chocolate (y por extensión de Amélie o Pushing Daisies), pero al cuadrado y generado por ordenador; la ciudad recuerda a la Coruscant de El ataque de los clones, y las carreras son un puro festín óptico, seguro que empalagoso para muchos, que es imposible ver sin pensar en algún producto psicotrópico que el título sugiere, y también con un ineludible aroma a videojuego. Los toques anime están presentes en todo el filme, tanto en la puesta en escena (por la fidelidad al original, me imagino, aunque a mí la serie me pilló bastante... inexistente) como en los gestos exagerados de algunos personajes como, sobretodo, en los combates de artes marciales, que también son lo más Wachowski del filme (hasta en V los había, sin venir demasiado a cuento), en que hasta John Goodman da hostias como panes.
Ah, John Goodman. Secundario de lujo, como casi todos los de la película; además de él, Susan Sarandon, Christina Ricci (que aquí está tan mona como buena) y Matthew Fox, así como el cantante japonés Rain, secundan perfectamente a un Emile Hirsch tan soso como su personaje solicita. Sin quejas en este aspecto, aunque sí es una lástima que Hiroyuki Sanada salga apenas diez segundos.
No hay que olvidar que es una película pensada para los críos, y en ello radican varias de sus características principales: los constantes chistes blancos (sobretodo propiciados por el hermano pequeño de Speed y su mono, y por tanto perdonables y hasta divertidos, aunque sus escenas en muchas ocasiones no están bien encajadas con la trama principal y resultan anticlimáticas) y la subordinación de lo argumental a las imágenes, que dan como resultado una película visualmente exhuberante, que por esto, repito, no gustará a muchos, y que tarda algo en arrancar pero que a los tres cuartos de hora, más o menos, toma un ritmo imparable, que la convierte en un producto tremendamente entretenido, que los niños disfrutarán mucho, y también los adultos, si tienen la suerte de conservar parte de su personalidad infantil. Y en los créditos el mono sale vestido de mecánico y bailando, hostia, ¿qué más queréis?
Valoración: 6,5/10.
1 comentario:
Esta película es lo más MIERDA que ha parido Ojete! Madre mía...
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