jueves, 14 de enero de 2010

Un tipo serio


Saludos, oh múltiples fans. Atenazado por las obligaciones universitarias y por mi tendencia innata a la inactividad, me di cuenta hace poco (y porque me lo dijeron) de que llevaba desde septiembre sin escribir críticas. Pero, ¿qué mejor para volver que la entrega anual de los Coen? Si bien me cuesta un poco incluir alguna de sus películas en la categoría de "mis películas favoritas", no dudo en decir que son dos (o uno bicéfalo, tal vez) de mis directores (y guionistas) favoritos. Con los años han adquirido la perfección técnica y formal y pulido ese tono suyo tan particular, absurdo, sombrío, esperpéntico, desesperanzado y seco a la vez. Incluso me parecen divertidísimos cuando no me hacen reír (por ejemplo en esa declaración de misantropía incondicional que era la reciente Quemar después de leer). Sinopsis y crítica... a ver qué sale.

1970. Larry Gopnik es un profesor de física judío sin demasiadas luces ni mundo, pero que actúa siempre con justicia y seriedad. Vive con su mujer, su hijo menor, que está a punto de celebrar su Bar Mitzvah y va descubriendo el Rock y la maría, y su hija adolescente, cuya mayor ocupación, lavarse el pelo, se ve entorpecida por la presencia temporal (e indefinida) en el domicilio de su tío Arthur, que tiene un quiste sebáceo y pasa horas en el cuarto de baño ocupándose de él. La existencia de Larry transcurre sin sobresaltos hasta que, de golpe, empieza a ser víctima de una desgracia tras otra. Incapaz de afrontar su situación, o de entenderla siquiera, acude a sus rabinos -quienes, por así decirlo, no le son de mucha utilidad.

Aunque la sinopsis (en la que no me es posible ser más preciso sin espoilear... no leáis la de FilmAffinity, por Dios) no dé esa impresión, lo cierto es que Un tipo serio tiene mucha miga. Empezaré la crítica/análisis/x por el exterior, por lo superficial. Como es de prever, los Coen empapan de su humor negro y absurdo la serie de desventuras del colosal pringao Larry, muy bien interpretado por el actor revelación Michael Stuhlbarg. En él y en el plantel de secundarios, también bastante desconocidos (curiosamente no hay estrellas en el reparto, ni siquiera ninguno de sus habituales -Frances McDormand, John Turturro, Steve Buscemi, John Goodman, Jon Polito-, a los que por otra parte cada vez dejan más de lado), recae en buena parte, igual que en cualquier otra comedia, la tarea de hacer reír al espectador.


Y lo consiguen, tanto ellos como el guión de los hermanos. En cuanto a capacidad humorística, Un tipo serio supera a Quemar después de leer, y sin duda también a Ladykillers, Crueldad intolerable, O Brother!, El gran salto y Arizona Baby; a todas sus obras puramente cómicas, exceptuando El gran Lebowski. En cualquier caso, con los años ha ido haciéndose obvio que el humor de los Coen funciona mucho mejor cuando lo mezclan con un tono aparente de drama: Fargo, El hombre que nunca estuvo allí y, en menor medida, Muerte entre las flores y Barton Fink también eran comedias negras. Incluso No es país para viejos, la única película primordialmente seria de su filmografía aparte de su opera prima Sangre fácil, tenía elementos cómicos insospechables en la novela de Cormac McCarthy.

Las absurdas desgracias e interacciones sociales del protagonista son la base de la película. En cuanto a importancia argumental, ninguna de ellas predomina significativamente sobre el resto; así, la mayoría de los secundarios tienen la oportunidad de lucirse, aunque por supuesto no todo resulta igualmente divertido. Destaco, eso sí, el regateo del aprobado por parte de un alumno coreano que no sabía que había matemáticas en la carrera de Física (escena impagable, al menos en V.O.) y, posteriormente, de su padre, cuya discusión con Larry deriva en algo así como una crítica retórica a la ética, que recuerda a las Alicias de Lewis Carroll. En algunos casos estas subtramas no acaban de cerrarse; de hecho he leído que la película tiene un "final abierto". A mí no me lo parece en absoluto y, si bien tampoco voy a explicar exactamente qué he entendido para no joderle a nadie la película, quizá quede algo más claro en los siguientes párrafos: los del "análisis interno".


Las diferentes subtramas y personajes, que de por sí son básicamente momentos de humor absurdo, pertenecen a un todo en el que realizan funciones de elemento simbólico. De este modo, por ejemplo, las actitudes contradictorias -tanto las reales como las que tienen lugar durante una escena onírica- del vecino, probablemente uno de los pocos gentiles cercanos al protagonista (aunque la cercanía sólo sea física), representan el desconocimiento y el miedo a la cultura no propia por parte de Larry, y quizá, si se quiere llevar a cabo una generalización, de la comunidad judía.

El retrato del judaísmo de los 70 (el de la infancia de los Coen; supongo que se alejaron de la religión tan pronto como pudieron) es otro elemento fundamental de Un tipo serio, y los sentimientos de los hermanos hacia su religión natal parecen llenos de ambivalencia. Durante la mayor parte del metraje se critica y ridiculiza esa pasividad sintetizada en la frase inicial: "Recibe con simplicidad todo lo que te ocurra". Larry no intenta solucionar los problemas que le van surgiendo; se queja, pero no actúa (excepto durante un sueño), y es incapaz de comprender por qué Hashem ("Dios" para los amigos) lo castiga de un modo tan cruel. Él nunca ha hecho mal a nadie, y ha seguido en la medida de lo posible los principios de su religión.

Esto se contesta con otro de los postulados del guión: nada significa nada, nada es seguro. Las clases de física (la ciencia por excelencia) que imparte Larry dan argumentos a favor de esto mediante la paradoja de Schrödinger (el gato en la caja, vivo y muerto a la vez) y el principio de incertidumbre de Heisenberg: es imposible estar completamente seguro de lo que va a suceder. Así, si bien resulta patético sentarse a esperar que las cosas se solucionen solas, lo cierto es que, si los resultados de nuestros actos no son previsibles (cuando Larry dice al estudiante coreano "Las acciones siempre tienen consecuencias", éste contesta "A menudo"), esta postura no resulta del todo irracional.


A estas reflexiones sobre la incertidumbre y la acción/inacción se adhiere una no menos importante sobre la ética, presente en la solución de la ya mencionada trama de los coreanos, pero también intuido en la del hijo del protagonista, Danny. Durante la película, diversas escenas protagonizadas por él se van intercalando con las de su padre, y se nos cuenta la historia de cómo le confiscan un reproductor de cassette y, en su interior, los veinte dólares que debe por una cinta (de Jefferson Airplane) a un compañero de clase, y de cómo intenta recuperarlo. Si no podemos saber qué pasará en el futuro ni cuáles serán las consecuencias de nuestras acciones... ¿de verdad conviene ser "un tipo serio"?

Finalmente, apunto que es paradójico y, cuando menos, curioso que, en una película que proclama que nada tiene por qué tener sentido, todos los elementos interactúen entre sí de un modo tan congruente (lo cual no quiere decir obvio). Sin embargo, hay una excepción: la escena inicial, que argumentalmente no tiene nada que ver con la película, plantea un enigma estúpido al que no se da solución. Como las preguntas existenciales de Larry.

Un tipo serio es una muy buena película. Tiene la perfección técnica y visual de las últimas obras de los hermanos Coen, y no sólo es, como comedia negra-absurda, una de las mejores que han hecho hasta ahora (obviamente, lo que haga reír a cada cual es subjetivo, pero en fin.), llena de escenas geniales (los encuentros con los rabinos, el segundo sueño, el Bar Mitzvah), sino que, como Barton Fink y el segmento final de No es país para viejos, está llena de simbolismo, y realiza una crítica despiadada a la sociedad a través de esa visión nihilista y desesperanzada presente en la mayor parte de la filmografía de los hermanos. ¿Problema? Que hay que pensar un poco para entenderla, y que en un visionado superficial parece simplemente una frikada. Y lo es, pero también es algo más... o quizá no. Con esta gente nunca se sabe, y en este caso en particular aún menos. Si no hay respuestas seguras, ¿para qué molestarse en hacerse preguntas?


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