lunes, 31 de enero de 2011

I'm Still Here: The Lost Year of Joaquin Phoenix


Hace poco más de un año, tras el rodaje de Two Lovers, Joaquin Phoenix (Gladiator, El bosque) anunció que se retiraba del mundo de la interpretación para dedicarse al hip-hop. A esta sorpresa siguió la asunción generalizada de que Phoenix había perdido la cabeza. Opinión que, por otra parte, parecía reforzarse más con cada una de sus posteriores apariciones públicas: había engordado, descuidado su higiene personal y siempre parecía drogado. El punto álgido de esta decadencia quizá fuera su aparición en el show de David Letterman, donde ni siquiera parecía capaz de recordar el nombre de su compañera de reparto en Two Lovers, Gwyneth Paltrow. Asimismo, la entrevista de Letterman representa perfectamente el punto de vista del gran público hacia Phoenix durante el año 2010: mientras el presentador lo acribillaba a burlas a las que el ex-actor se mostraba incapaz de contestar, el público se reía a carcajadas.

Joaquin Phoenix casi siempre me ha parecido un actor soso y monótono (exceptuando, claro, su genial personificación de Johnny Cash en I Walk The Line, que le valió merecidamente una nominación al Oscar). Por tanto, que se retirara del mundo del cine me resultó indiferente; sin embargo, recuerdo haber sonreído despectivamente y sacudido la cabeza cuando me lo contaron, para olvidarme del asunto casi inmediatamente. De la misma manera, la crueldad de los medios y el público hacia esto en que se había convertido me pareció, si no comprensible, al menos sí acorde con lo que cabría esperar de ellos. Y, con I'm Still Here, Phoenix y el director, su cuñado Casey Affleck (infravalorado protagonista de El asesinato de Jesse James... y Adiós Pequeña Adiós), demuestran que también ellos sabían perfectamente cuáles serían las reacciones a la mutación decadente de una estrella de este calibre.

Y es que, si bien cuando se estrenó en los Estados Unidos, en noviembre del año pasado, Phoenix y Affleck seguían fingiendo, poco después confirmaron que tanto el documental como la imagen pública de Phoenix durante el pasado año fueron un montaje. Joaquin pasó un año interpretando a esa versión alternativa y degenerada de él mismo -sin duda, el mejor papel de su carrera. Si bien no todo el mundo cayó en la trampa, tampoco fueron muchos los que se dieron cuenta, o intuyeron, de qué se trataba; obviamente, algo así parece demasiado retorcido como para comprenderlo sin saber cuál es su objetivo. Y, por lo que veo en las críticas y reacciones ahora que la verdad se ha destapado, la broma (si entendemos por "broma" lo mismo que el incomparable ¿humorista? Andy Kaufman) no ha sentado del todo bien.


I'm Still Here es, a partes iguales, un tour de force de Phoenix, un reportaje sobre las reacciones del mundo ante su transformación y una especie de burla. El documental, mitad real y mitad falso, no sólo se centra en resumir cómo actuó el mundo ante la transformación de Joaquin Phoenix en el rapero JP, sino que juega con el espectador mediante una pseudotrama en que participan algunos "actores" (aunque es muy difícil decidir hasta qué punto sus papeles se basan en su personalidad real) que intepretan, por ejemplo, a trabajadores y amigos del protagonista. Para reforzar la sensación que intenta provocar en el espectador, el director introduce, de manera grotesca y, en realidad, innecesaria e incluso molesta, vómitos, mierda y genitales masculinos. Estos dos elementos (la trama falsa y la búsqueda de la repulsión), son los mayores defectos de la película, que a pesar de ellos funciona perfectamente.

No conviene pensar en I'm Still Here como en una película, sino más bien como en la crónica de un experimento sociológico. Las interacciones de JP con otras estrellas son impagables y provocan carcajadas tan difíciles de contener como de definir, aunque nuevamente es complicado trazar la línea entre lo provocado y lo natural. Por ejemplo, si bien los encuentros con Ben Stiller y con varios raperos famosos resultan genialmente incómodos, el metafórico discurso de Edward James Olmos sobre las gotas de agua que tienen que caer por la ladera de la montaña para poder evaporarse y volver a la cima en forma de lluvia es excesivamente obvio, a pesar de que funciona como, digamos, pista para entender de qué va el juego de Affleck y Phoenix.


Sin embargo, lo que da verdadero valor a la película es cómo capta la opinión pública, representada básicamente por extractos de los medios de comunicación, aunque también se utilizan otros recursos, como un vídeo de Youtube. Las reacciones oscilan entre la indiferencia despectiva y la crueldad morbosa, el placer que provoca ver cómo alguien con una vida perfecta cae en picado. Esas caras sonrientes que dirigen la mirada a las pantallas de sus teléfonos móviles mientras graban la pelea de Phoenix con un miembro del público que lo ha insultado durante un concierto son quizá la mejor manera de entender qué era lo que los creadores del documental pretendían reflejar y, a la vez, la mejor muestra de que han logrado su objetivo.

El visionado de I'm Still Here me ha provocado una especie de mezcla entre dolor y orgullo. Esta genialidad es un reflejo más de la vanidad del star system hollywoodiense y de cómo tanto este mismo como quienes lo siguen y alaban dan la espalda a sus ángeles caídos, pero el hecho de que la caída de Joaquin Phoenix no sólo esté perfectamente documentada, sino que también sea fingida la dota de un interés y, por qué no decirlo, de un morbo innegables. Igualmente interesante resultará, a estas alturas, comprobar las reacciones de crítica, público y colegas de profesión a la revelación de que todo ha sido un montaje: ¿quién seguirá dando la espalda a Phoenix, quién se sentirá estafado, quién -como yo, supongo- pasará de despreciarlo a considerarlo un genio?


1 comentario:

azpiaz dijo...

Hola! todavía no la he visto pero me cuesta creer que toda esta historia sea fingida, que sentido tiene fingir durante un año (o el tiempo que haya sido) que quiere ser rapero, que pasa del cine y que se le ha ido la olla? el único fin era hacer un documental sobre ello? no sé. Bueno, tendré que verla primero. Un saludo