martes, 16 de septiembre de 2008

Che: El argentino

Dirección: Steven Soderbergh.
Guión: Peter Buchman.
Reparto: Benicio del Toro, Demián Bichir, Santiago Cabrera, Catalina Sandino Moreno, Rodrigo Santoro.


Creo que no me gusta Soderbergh. Digo "creo" porque he visto pocas películas suyas, pero las Ocean's (es una "'s" de posesivo, no esa falsa "s" plural que tantos de vosotros, oh ignorantes, usáis), a pesar de que en su función sé reconocer que son buenas, me resultan indiferentes, tienen para mí incluso un punto desagradable, Sexo, mentiras y cintas de vídeo, a pesar de sus virtudes, está sobrevaloradísima, y Traffic me pareció fría y mal acabada. No he visto nada más de este hombre, creo. Si me llamaba (bastante además) la atención su Che, dividido a causa de su duración real de cuatro horas y media en dos partes, El argentino, ésta, y Guerrilla, que no sé cuándo coño se estrena, era por un único motivo, un motivo de mucho peso (sobre todo últimamente, que está cada vez más fondón): Benicio del Toro. Oh, Benicio. Qué grande es usted (sobre todo últimamente, que está cada vez más fondón). Oh, Benicio... bueno, sinopsis y luego sigo alabando a Benicio (oh, Benicio), y un poco también a la peli. No tanto como a Benicio, eso sí.

Che: El argentino narra la Revolución Cubana desde el punto de vista de Ernesto Guevara, médico argentino más o menos conocido (sí, el tío ese que sale en las camisetas) que, junto a cubanos como Fidel y Raúl Castro, derrocó la dictadura de Fulgencio Batista (hala, ya os he contado el final), apoyada por los Estados Unidos, potencia a la que ideológicamente los líderes revolucionarios se oponían. Qué cosa más obvia de sinopsis, la virgen.


Hace poco alabé a un del Toro, hoy alabo a otro. A éste le lameré el ojete más (todavía): me parece el mejor actor del panorama cinematográfico actual (bueno... junto con algún otro: Forest Whitaker, Gary Oldman, Daniel Day-Lewis) y, aun siendo su interpretación del Che memorable y, a no ser que cambie mucho el tema, merecedora del Oscar, como todos sabemos Benicio es Dios (uno de ellos, mi panteón cinéfilo es bastante grande), por lo que no me atrevo a decir que sea la mejor de su carrera. La empato, eso sí, con las de 21 gramos y Traffic. Del Toro compone un personaje que podría haber resultado impresionante, si el guión hubiera ayudado.

Porque lo cierto es que, si bien mal no está, el guión no tiene fuerza. El retrato psicológico del Che resulta insuficiente, su ideología (mostrada básicamente en escenas situadas siete años después de la Revolución, durante una entrevista para la televisión americana y su discurso ante las Naciones Unidas) se presenta desde un punto de vista en absoluto arriesgado. La dirección, impecable, con predominancia del realismo y el plano medio, se acerca al estilo documental, lo cual casa perfectamente con la frialdad del guión. Por tanto, Che tiene un tono diferente a lo común, extraño, desapasionado, que sin embargo no hace la película aburrida en ninguno de sus aproximados ciento veinte minutos. A mí, al menos.


No sabía qué esperar de esta película, pero sí intuía que habría menos acción. Menos aún de la que hay, puesto que la cantidad de tiros no es exagerada. Varias de las escenas de este estilo me han encantado, debido al realismo con que están rodadas; sin embargo, hay otras que, a pesar de las imágenes creíbles y bien tomadas, no tienen tensión alguna debido a que Soderbergh intercala palabras de la entrevista al Che, anulando los sonidos de disparos y explosiones, con lo cual el espectador puede fácilmente pasar a ignorar los acontecimientos.

A pesar de ser una película centrada en el Che, lo cierto es que no se siente que verdaderamente sea Guevara el protagonista de los acontecimientos durante buena parte de lo relatado en la película (sensación incrementada por el hecho de que verdaderamente no lo era). Hay muchos secundarios, pero pocos de ellos tienen importancia o relevancia argumental; cabe destacar, por supuesto, al personaje de Fidel Castro, interpretado magistralmente por Demián Bichir (me acojona pensar que este papel originalmente era para nuestro Bardem, no lo veo nada de Castro, aunque Bardem es mucho Bardem). Mucho actor televisivo hay por aquí... además de Bichir (sale en la última temporada de la inmerecidamente desconocida Weeds) aparecen Rodrigo Santoro (Lost, aunque últimamente está en todas partes este tío) o Santiago Cabrera (Heroes, también hace aquí un muy buen papel). Mención aparte merece Unax Ugalde, actor malo donde los haya, que destroza, con su innegable talento para tal fin, un personaje ya de por sí poco llamativo (de hecho, aunque aparece durante todo el metraje, lo que hace básicamente es pasearse por la selva con una cara de gañanazo exageradísima).

Unax en su único momento no esperpéntico de toda la película

El argentino es una película rara, que toma riesgos con su falta de riesgos y que se siente excesivamente fría, documental, pero a su vez posee una elegancia y una sobriedad que de otro modo no sería posible. Quizá una película más normal, más apasionada, habría sido mejor, pero a mí esta ya me parece bien. Eso sí: por supuesto, sin Benicio del Toro no sería nada. A ver qué tal Guerrilla aunque, por los votos en la IMDB, prefiero no hacerme muchas ilusiones.

Valoración: 7/10.

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